sábado, 19 de febrero de 2011

Continuan testimonios. Los sacerdotes Jalics y Yorio entregados por el Cardenal Bergoglio

María Estevez inició los testimonios con su relato sobre la destrucción de la casa de Rodolfo Walsh, en San Vicente. Varios vecinos de la casa de Walsh ya declararon sobre ese tema, incluso el marido de la testigo Horacio Herrera.

A continuación Rodolfo Yorio, hermano del sacerdote secuestrado Orlando Yorio, declaró por primera vez ante la justicia. Orlando explicó como se enteraron de la desaparición de su hermano, el domingo 23 de mayo de 1976. Para esa época, Orlando venía teniendo problemas con las autoridades eclesiásticas, que criticaban su compromiso social en la villa. Orlando Yorio y Francisco Jalics fueron secuestrados juntos y mantenidos en cautiverio hasta el 23 octubre de 1976. La familia de Yorio se enteró de su secuestro, junto con otros catequistas de la Villa del bajo flores, a través de una llamada telefónica. A partir de ahí empezó la búsqueda sin éxito del paradero de Yorio y Jalics. Por alguna extraña razón que no puede recordar el testigo, al día siguiente ya sabía que su hermano estaba en la ESMA. Al ser liberado 5 meses después, Jalics y Yorio confirmaron haber sido detenidos en la ESMA y en una casa en Don Torcuato.

Por último, Silvia Guiard declaró haber sido secuestrada junto con un grupo de catequista en la Villa del Bajo Flores el 23 de mayo de 1976. Silvia conocía a Orlando Yorio y Francisco Jalics, por pertenecer a un grupo de jóvenes que realizaban tareas sociales en esta villa. Silvia relató con muchos detalles su cautiverio de 24 horas en la ESMA, y su reencuentro con Orlando Yorio luego de su liberación.

Tanto Rodolfo Yorio como Silvia Guiard, mencionaron el clima amenazante que vivían los sacerdotes antes de ser secuestrados y su expulsión de la compañía de Jesus.

martes, 15 de febrero de 2011

Periodistas que contaron durante la dictadura


El periodista y escritor Uki Goñi declaró ante el tribunal sobre la infiltración de Alfredo Astiz en el grupo de familiares de la Iglesia Santa Cruz. Para esa época, el testigo trabajaba como periodista en el diario Buenos Aires Herald, junto con Robert Cox.
Goñi ingresó en la redacción a fines de abril 1977 y fue asignado a la sección de noticias argentinas. “Eran dos mis labores: traducir al inglés las noticias sobre Argentina y escribir notas sobre Estados Unidos. Al poco tiempo de empezar a trabajar, comenzaron a acercarse las madres al diario. Yo era de familia argentina y hablaba mejor español que otros periodistas, así que era el encargado de hablar con ellas. Era una tarea cotidiana”, contó el periodista.
Rápidamente el Herald se convirtió en la principal fuente de noticias de lo que estaba ocurriendo en el país. En un relato muy conmovedor, Goñi explicó como conoció también a los jóvenes que acompañaban las madres: Horacio Elbert, Angela Aguad y Raquel Bulit. También estaba Julio Fondevila, cuyo hijo estaba desaparecido. Goñi se encontraba con estos jóvenes en el Bar Comet, cerca del diario.
El testigo se refirió también a las amenazas que recibían en el diario de manera cotidiana. “Vivíamos bajo un terror y pánico absoluto”, contó Goñi. Robert Cox, editor del diario, fue secuestrado y llevado a la Superintendencia de seguridad federal hasta que fue liberado por la presión internacional.
El Buenos Aires Herald fue uno de los pocos diarios que publicó las solicitadas de las madres y que realizó artículos sobre la desaparición de sus hijos. “Para una navidad en paz” fue el título de una de las últimas solicitadas publicada en el diario la Nación a pedido del grupo de Santa Cruz antes de que fueran secuestrados.

Audiencia 10/2/11 : Testimonio de un sobreviviente, y un ex militar que pasa y se va

Luego de 30 años de silencio, José Quintero declaró por primera vez en un juicio oral. En un testimonio conmovedor y preciso evocó su secuestro y cautiverio en la ESMA desde el 15 de noviembre de 1979 hasta marzo de 1980. “Es una cosa que he tratado sistemáticamente olvidar y me cuesta mucho volver a esa época”, advirtió. El testigo se refirió a la situación dominante de los represores. “Era algo irreal que se escapa de todas mis posibilidades de comprensión. Se creían eternos, permanentes. La condición de dueño y adueñado estaba muy clara”, agregó Quintero.
El testigo contó el episodio doloroso del secuestro de Graciela Alberti, en una ciudad de la costa de la provincia de Buenos Aires. “Se sabía cuándo se torturaba. No se podía salir en esos momentos y el nivel de la música se elevaba. Entonces ahí se escuchaba el ruido terrorífico de la corriente eléctrica interfiriendo las ondas de radio. Se podía sentir la picana como si la tuviéramos nosotros mismos. Eso sucedió con Graciela”, recordó Quintero.
En una oportunidad, el testigo pudo conversar con Graciela, quien permanece desaparecida. “Un día me llevaron a la sala de torturas para verla. Me sonrió, me reconoció y hablamos un poco”, señaló Quintero. Para explicar que hoy el testigo pudiera hablar por primera vez de su cautiverio, dijo que el miedo sigue estando pero con la edad se diluye. “Además, mis hijos que ya están grandes me dijeron ‘hacelo viejo’”, agregó.

A continuación declaró Manuel Tomé sobre la presencia de Carlos Capdevilla en el arsenal naval de Azopardo en 1978.
Por último declaró el vicealmirante de la armada argentina Argimiro Fernández. Pese a las objeciones del ministerio público fiscal y las otras querellas que consideraban que no podía declarar como testigo por su pasado comprometido en la armada, el ex militar decidió hablar. El testigo había sido citado por la defensa del imputado Pernías, quien asistió a su declaración junto con el imputado Scheller.
Fernández explicó en varias ocasiones que existían órdenes verbales en la época de la dictadura y que nunca vió nadie desobedecerlas. Sin embargo, el testigo fue confuso y evasivo cuando se le preguntaba sobre los límites de las ordenes en el marco de la dictadura y cuándo se podía considerar una orden como ilegal. 

El querellante Luis Zamora pidió la detención inmediata de Fernández por falso testimonio. Sin embargo, el tribunal no permitió que se exhibieran los documentos que permitían mostrar la contradicción del testigo y postergó el pedido de Zamora para el momento de la sentencia.

Reconstruir la identidad de las víctimas, el trabajo del EAAF


Patricia Bernardi, del Equipo argentino de antropología forense (EAAF) inauguró la audiencia de hoy con su declaración sobre las exhumaciones del Cementerio del General Lavalle que permitieron la identificación de cinco cuerpos del grupo de victimas de la Iglesia Santa Cruz. En un relato contundente y preciso, Patricia explicó el proceso de reconstrucción de la identidad de Angela Aguad, Esther Ballestrino de Careaga, Azucena Villaflor, Leonie Duquet y Eugenia Ponce de Bianco. 

A continuación Horacio Arturo Fisher, contraalmirante retirado, explicó como conoció al imputado Pablo García Velazco en el edificio Libertad cuando ambos eran integrantes del Servicio de inteligencia naval (SIN). El testigo Fisher contestó varias preguntas del ministerio público fiscal y de las defensas sobre la estructura del SIN en los años de dictadura