jueves, 30 de agosto de 2012

La mujer de Vildoza : negocios y relaciones

La detención de la esposa del represor Vildoza, abrió el abanico de negocios y relaciones.
Por teléfono con Astiz y Videla

La detención de Ana María Grimaldos, prófuga durante veinticuatro años con su esposo, el marino Jorge Vildoza, empezó a dejar al descubierto la trama de complicidades entre represores. La empresa del hijo del oficial de la ESMA y los vínculos con condenados.

 Por Alejandra Dandan

La Justicia detuvo a la esposa de Jorge Vildoza el 3 de julio de este año. Diez días mas tarde, el juzgado de María Servini de Cubría allanó una muy bien puesta sede de la empresa American Data SA, en San Isidro. En la compañía, dedicada a servicios de juegos de azar y apuestas, los recibió su presidente: Jorge Vildoza, hijo. Mientras los integrantes del operativo se llevaban unas cincuenta computadoras para analizar, el hijo del ex segundo jefe de la Escuela Mecánica de la Armada –que estuvo hasta 1988 en el Servicio de Inteligencia de la Marina– agarró su teléfono, hizo una llamada al Servicio Penitenciario Federal y del diálogo que tuvo se desprende que en ese mismo momento habló con Alfredo Astiz.

“Alfredo, estoy acá con personal de Servini –saludó–. ¿Les mando un saludo de tu parte?” “Alfredo” le dijo que sí, según los datos que surgen de la desgrabación de la SIDE, capturada en el marco de las intervenciones que ordenó el juzgado durante la búsqueda de Vildoza padre y de su mujer, prófugos durante 24 años. No fue la única comunicación del ex SIN con Astiz y quienes están detrás de la causa se preguntan si las conversaciones pueden dar cuenta de un aceitado mecanismo de coordinación que aún persiste en la confraternidad de los marinos.

Cuando Grimaldos llegó a la cárcel de Ezeiza, el que la llamó fue el dictador Jorge Videla. La información se desprende de otra llamada, esta vez una que hizo su hija, Mónica Vildoza. “¿No sabés con quién habló mamá?”, le dijo ella a su interlocutor. “¡La llamó el general Videla!” En esa conversación, Videla le dijo a la apropiadora de Javier Penino Viñas que a partir de este momento tenía que ponerse fuerte. Y le explicó que él mismo estaba bien, pero que le “temblaban las patitas”.

Este escenario en el que la trama de 24 años de los Vildoza combina a los marinos, la ESMA, el juego y la despampanante puesta en escena del edificio de American Data con mármoles y cristales, la llamada a Astiz el día del allanamiento es lo que despierta en la causa la hipótesis de que hay que seguir investigando. Para la querella, es posible que la empresa funcione como parte de una estructura que sigue alimentando gastos operativos de los que siguen estando operativos. O como mínimo (desde ahí se pagaba el teléfono de Grimaldos) que haya servido para garantizar los gastos que necesitó Grimaldos para mantenerse clandestina y Vildoza para seguir en calidad de prófugo.
¿American qué?

Según los papeles, American Data SA es una empresa creada a fines de los ’80, con domicilio en Repetto al 3300, en Vicente López. Según el objeto comercial, está dedicada “al esparcimiento relacionado con juegos de azar y apuestas”. Como presidente figura Jorge Ernesto Vildoza, hijo del represor, integrante del SIN hasta 1988. Y como vicepresidente, Rodolfo Fernando Giromini, marido de Mónica Vildoza, la otra hija biológica del marino. Giromini tiene su propia estrella: perteneció al Ejército como piloto, entre 1978 y 1983, según datos del Ministerio de Defensa a los que accedió este diario. En su vida de civil, fue gerente de operaciones en la empresa Austral y según las fuentes consultadas por este diario, todavía sigue siendo piloto en Aerolíneas. El dato es sugerente: piloto durante la dictadura y piloto mientras sus suegros entraron y salieron del país con documentos falsos y sin problemas durante 24 años.

La empresa es en este momento materia de investigación en tres causas. Servini investiga el contenido de las computadoras porque todavía busca a Vildoza padre. Su juzgado busca documentos que prueben que está muerto, como dice su mujer, o que está vivo, como está convencida la querella. El juzgado, que no tiene datos para sostener la hipótesis de la muerte, porque no tiene papeles que lo avalen y porque la mujer sigue cobrando una pensión como si él estuviese con vida, tampoco descarta la idea de la muerte. En esa línea creen que su familia podría no darlo por muerto porque su nombre podría estar vivo para el mundo de los negocios.

Las otras dos causas, en cambio, tienen de fondo la hipótesis de que esta estructura puede estar ligada al robo de bienes de la ESMA. Una causa está en Ushuaia desde comienzos del año 2000, con un eje que al final quedó reducido a una controversia entre abogados. Uno de los abogados que fueron indagados en esa causa abrió, sin embargo, la posibilidad de iniciar una nueva investigación. Se trata del misionero Oscar Beccaluva, contratado en algún momento por los Vildoza y que pidió ser relevado del secreto profesional para poder defenderse. En su declaración dijo que se encontró dos veces al marino prófugo en las oficinas de American Data SA del sur del país y señaló que “los hombres que en esa provincia le brindaban protección (a Vildoza) y blanqueaban el dinero obtenido producto de la apropiación de bienes de desaparecidos, lo amenazaban con entregarlo”.

A partir de esas declaraciones hubo un problema de competencia entre Ushuaia y el juzgado de Sergio Torres en Capital a cargo de la causa ESMA. Torres entendió que Ushuaia tenía que investigar la causa porque en el medio había un litigio local. La Cámara le dio la razón, pero él se llevó una copia del expediente para investigar la posible conexión con el robo de bienes en ESMA. Hasta ahora pidió a la Inspección General de Justicia los expedientes de la empresa y analiza balances y movimientos.

Aunque hasta ahora no hay elementos para sostener esa relación punto a punto, hay otros elementos contextuales a tener en cuenta. Los marinos de la ESMA aparecen vinculados con negocios en época de la democracia con casinos, juegos de azar y, entre otros rubros, inmobiliarias. En este caso, lo que hay es un “enorme volumen de dinero” que se mueve en la empresa. Tiempos que Vildoza pasó prófugo y trabajando en este rubro en Africa, Londres y Estados Unidos. Otro elemento es un indicio del negocio inmobiliario. Según información de una base de datos de empresas, Jorge Vildoza (h) y su mujer, María Verónica Trucco Jaureguiberry, constituyeron Artescmos SA (cuit 30710800169) dedicada, entre otros, a “compra venta, permuta, alquiler, arrendamiento, de propiedad inmueble, incluidas las comprendidas bajo el régimen de propiedad horizontal, así como también toda clase de operaciones inmobiliarias incluyendo el fraccionamiento y posterior loteo de parcelas destinadas a la vivienda, urbanización, clubes de campo, explotación agrícola o ganadera y parques industriales, pudiendo tomar la venta o comercialización de operaciones inmobiliarias de terceros”. El domicilio legal con el que fue inscripto la inmobiliaria es Tres Sargentos al 1500, de Martínez.
El riesgo domiciliario

Dicen que Ana María Grimaldos estaba entrenada para vivir escondida. Cuando su hija iba a visitarla o pasaba a buscarla, llegaba en auto y salían en colectivo. Los vecinos casi no la conocían y la describen como una persona reservada que pasaba en ocasiones varios meses en Europa. El allanamiento estaba previsto originalmente para el día 11 de julio, cuando ella iba a operarse de los ojos. El día 2, su hija apareció en el juzgado porque había recibido una “alerta” de que algo pasaba con su madre. En el juzgado intentaron disuadirla, pero alterados por esa situación, adelantaron el allanamiento para las 2 de la mañana de esa misma noche.

Según la información de la causa, Mónica Vildoza se enteró de las “alertas” en la frontera, mientras cruzaba de Paraguay a Brasil. Información que nadie debió haberle dado. Las escuchas dan cuenta de que la familia empezó a saber que estaban siguiéndolos y volvió a generar el sistema de protección que mantuvo en los últimos años. Porque en esas condiciones su familia no puede ser garante de una detención en prisión domiciliaria, la jueza Servini rechazó el pedido de los abogados de Grimaldos, que están pidiendo ese beneficio. Los abogados acaban de insistir ahora ante la Cámara Federal, la Sala I analiza en este momento el pedido.

sábado, 11 de agosto de 2012

Por qué Alemann puede terninar en la cárcel: “Yo vi entrar a Alemann a la sala de torturas de la Esma"

Carlos Lordkipanidse, ex detenido en la ESMA, describe cómo Juan Alemann ingresó al centro de detención para presenciar el interrogatorio de un matrimonio que luego desapareció. Las causas por las que podrían procesar al ex secretario de Hacienda de Videla. Su increíble defensa.

Por Walter Goobar
 
Juan Alemann, ex secretario de Hacienda de la dictadura de Jorge Rafael Videla y uno de los personajes más representativos del establishment que se benefició con el gobierno militar, visitó la sala de torturas de la Escuela de Mecánica de la Armada y se encontró con prisioneros engrillados y encapuchados. El mismo Alemann que en la edición anterior de esta revista formuló brutales declaraciones sobre la apropiación de menores y la tortura, sin mostrar ningún arrepentimiento sobre su participación en la dictadura, fue visto allí por un sobreviviente del horror. Este testimonio deja abierta la posibilidad, tal como reclama Estela Carlotto, de que sean puestos en el banquillo de los acusados y condenados aquellos civiles que hasta ahora salieron indemnes de los juicios por la época de la dictadura militar.
 
El testimonio corresponde a Carlos Lordkipanidse, un sobreviviente de la ESMA y militante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos que desde la época del Juicio a las Juntas viene reclamando –sin mayor éxito– que Alemann sea llamado a declarar en la causa ESMA y en la causa por la apropiación de menores. Lordkipanidse fue secuestrado el 18 de noviembre de 1978 y permaneció dos años y medio en la ESMA. Luego estuvo bajo libertad vigilada hasta que se escapó del país. Desde su primer testimonio en 1987, en el apéndice del Juicio a las Juntas Militares, y en noviembre de 2000, en la causa que investiga la existencia de un plan sistemático para apropiarse de los hijos de desaparecidos, Lordkipanidse ha denunciado la presencia de Juan Alemann en la ESMA. Este testimonio fue confirmado por Víctor Basterra, otro ex prisionero en el lugar 
 
“Alemann fue invitado a recorrer la ESMA por miembros de un grupo de tareas que se jactaba de haber atrapado a los presuntos integrantes de un comando montonero que habían perpetrado un fallido atentado contra su vida. Yo lo vi en un sector del sótano del edificio de oficiales que se denominaba Cuatro. Allí me crucé con Alemann cuando él estaba entrando a un sector llamado Huevera...”
–Esa era la sala de torturas y de partos de la ESMA...
–Sí. Sus paredes estaban recubiertas de envases de huevos para amortiguar los gritos de los torturados. También se usaba para proyectar audiovisuales. Alemann estaba acompañado por el jefe de operaciones, teniente Adolfo Miguel Donda Tigel, el teniente Fernando Peyón, el jefe de Inteligencia “Horacio” Lorenzon, el prefecto Ricardo Carnet, alias “Espejaime”, y el subprefecto Jorge Manuel Díaz Smith. Después de que Alemann ingresa a la sala de torturas, ingresa el detenido Orlando Ruiz y le hacen relatar detalles sobre el atentado que había sufrido Alemann en noviembre de 1979 por parte de un comando montonero.
 
–¿En qué estado estaba Ruiz en el momento en que lo exponen frente a Alemann?
–Yo escuché cuando lo llevaron desde el cuarto de interrogatorios a la sala de torturas y estaba encapuchado, esposado por la espalda y engrillado a los pies.
–¿Cómo fue que se encontró cara a cara con Alemann?
–Ese día hubo un movimiento no habitual dentro del sector. Para ese entonces, los únicos detenidos que hacíamos trabajo esclavo en el sector cuatro éramos Víctor Basterra y yo, que me desempeñaba en el laboratorio fotográfico. Ese trabajo me permitió tener la capucha levantada y verlo a Alemann. Había mucho movimiento de oficiales que iban y venían y un guardia me ordenó que no saliera del laboratorio. Después de un rato salí por la mía con la capucha levantada y me dirijo al comedor. En la puerta de la Huevera estaba Alemann. A mí me sorprendió porque era un personaje muy conocido en aquel entonces. Por otro lado, se destacaba por su estatura y por la vestimenta. Los integrantes de los grupos de tareas se vestían de civil y de sport. Este tipo estaba con un traje impecable y zapatos negros.
–¿Él lo saludó o lo miró?
–No. Me ignoró completamente. Es más: no creo que haya pensado que yo era un prisionero. No sé si se habrá dado cuenta de que tenía el tabique puesto a la altura de la frente en lugar de tenerlo a la altura de los ojos. Yo me di cuenta de que me había mandado una cagada grande como una casa al haber salido de ese lugar y que podía sufrir represalias y me metí en el comedor lo más rápido posible, pero la imagen me perdura hasta hoy. Lo veo al tipo entrando en la sala de torturas.
–¿Los marinos le dijeron algo?
–No, porque ellos sabían que lo que le iban a mostrar era una persona en una situación mucho peor que la mía. Lo pusieron frente a frente con un prisionero encapuchado, esposado y engrillado. A mí no me dieron pelota.
–Alemann niega haber estado en la ESMA pero admite que le mostraron “en forma privada” fotografías de fusiles Energa y FAL usados en el atentado perpetrado por Montoneros. ¿Usted preparó alguno de esos materiales?
–No. Pero sé que le expusieron material periodístico de la época del atentado. Eso quedó expuesto en caballetes en la Huevera. Recuerdo que estaba la foto de un periódico con la imagen de un Torino cuatro puertas, semidestruido por el impacto de un cohete en el radiador.
–¿Cuál fue el papel de Orlando Ruiz frente a Alemann?
–Ruiz había vuelto al país en la llamada contraofensiva de Montoneros. Pero Orlando no era parte de la estructura militar de la contraofensiva, sino de la estructura política. Cumplía tareas de agitación y propaganda, como la intercepción de los canales de TV. Pero Ruiz, su esposa Silvia Dameri, que estaba embarazada, y los dos hijos del matrimonio fueron la única captura que hizo la Marina en relación con la contraofensiva. Todo lo demás cayó en manos del Ejército o de la Policía Federal. A Ruiz le hacen exponer frente a Alemann sobre las circunstancias del fallido atentado contra su vida. Yo no creo que haya sido partícipe de la operación, porque no era integrante de la estructura militar.
El matrimonio sigue aún desaparecido y la beba nacida en cautiverio todavía no ha sido recuperada (ver aparte). Pese a que Alemann se manifestó siempre enemigo del almirante Emilio Massera y hasta denunció que intentó matarlo, no es descabellado que lo hayan invitado a la ESMA. Para la época en que fue, Massera ya había sido desplazado de la conducción de la Armada y esta fuerza quería congraciarse con los restantes poderes del gobierno militar.
–¿Cuánto duró la presencia de Alemann en la sala de torturas?
–No puede haber durado más de una hora.
–¿Sabe si lo llevaron a recorrer otras instalaciones de la ESMA?
–Estando en el sector cuatro, que está en el sótano, lo menos que le pueden haber mostrado es el sector del laboratorio y el sector de documentación. Seguramente debe haber estado en el Salón Dorado, ubicado en la planta baja que es donde funcionaban los sectores de inteligencia, logística y operaciones. Lo que no sé es si lo llevaron o no al sector de Capucha, que es donde se alojaban los detenidos.
–La mujer de Orlando Ruiz, Silvia Dameri, dio a luz en la ESMA en la misma sala donde estuvo Juan Alemann. ¿Qué puede saber Alemann sobre la apropiación del bebé de los Ruiz-Dameri?
–Tengo la certeza absoluta de que Alemann sabía que había una mujer embarazada en ese momento.
–¿Por qué?
–A cada prisionero se lo presentaba detallando su núcleo familiar. Cuando se lo presentaron le tienen que haber dicho que regresó al país con su mujer embarazada y sus otros dos hijos y que todos estaban detenidos. Esa era la práctica de rutina.
–Usted ha denunciado ante la Justicia la presencia de Alemann en la ESMA desde el Juicio a las Juntas. Si alguno de los jueces que nunca llamaron a Alemann a declarar le pidieran a usted que le formule las preguntas, ¿qué le preguntaría?
–Lo primero que le preguntaría es por qué no hizo la denuncia inmediata de que había una familia secuestrada en la ESMA. Él era funcionario público, lo cual lo compromete aún más. Después de haber visto a una persona secuestrada, encapuchada y engrillada, lo mínimo que debería haber hecho como ciudadano es una denuncia pública, porque en esa época la dictadura sostenía que los desaparecidos no existían. Este señor tuvo en su presencia, ante sus ojos, a un desaparecido y no lo denunció.
 
–¿Alemann puede tener información sobre el nacimiento de Laura Ruiz Dameri, que es la última beba nacida en cautiverio?
–Con toda seguridad.
–Aún hoy Alemann dice que la Marina torturaba por placer mientras el Ejército torturaba para sacar información. ¿Esta puede haber sido una impresión que él recogió durante su paso por la ESMA?
–Si él asevera eso, está falseando: no es cierto que la Marina torturara sólo por placer, aunque también lo hacía por placer. Eso no exime al Ejército de que ellos también lo hicieron por placer, más allá de querer sacar información.
Revista Veintitrés

viernes, 10 de agosto de 2012

Elevan a juicio oral la causa contra el ex funcionario de la dictadura Juan Alemann

El juez federal Sergio Torres elevó a juicio oral el tramo de la "megacausa ESMA", en la que está procesado el ex secretario de Hacienda durante la última dictadura militar, Juan Alemann, quien presenció los tormentos a un detenido en el centro clandestino de detención y torturas que funcionaba en ese instituto naval.

Fuentes judiciales indicaron a Télam que el magistrado también elevó a juicio oral y público, por su intervención en los denominados "vuelos de la muerte" a los aviadores navales Enrique José de Saint George y Julio Alberto Poch y al abogado Gonzalo Dalmacio Torres de Tolosa.

En una resolución de 726 carillas, dictada con la intervención del secretario Pablo Yadarola y a la que Télam tuvo acceso, el magistrado "declaró parcialmente clausurada la instrucción" respeto de los imputados y remitió las actuaciones al Tribunal Oral en lo Federal 5.

En su extenso fallo, Torres recordó que al ex funcionario "se le imputa el suceso ocurrido a mediados de 1980, cuando en ocasión en que se desempeñaba como secretario de Hacienda, ingresara a la Escuela de Mecánica de la Armada a fin de tomar contacto, en la sala de torturas y partos conocida como `Huevera´, con Orlando Ruiz, quien se hallaba allí privado ilegítimamente de su libertad".

Torres señaló que el prisionero se encontraba "encapuchado, esposado y engrillado" y que Alemann le exigía "que le efectuara una descripción y le suministrara la totalidad de los datos que pudiera tener respecto del atentado del que habría sido víctima el compareciente en su domicilio, en noviembre de 1979 y que habría sido llevado a cabo por un `comando montonero’".

En esa ocasión, el ex funcionario del Ministerio de Economía, que encabezaba José Alfredo Martínez de Hoz, "habría tomado conocimiento en forma directa de los hechos que ocurrían de modo sistemático" en la ESMA, pudiendo constatar de manera fehaciente, al menos en el caso concreto de Ruiz, que era mantenido en condiciones inhumanas de vida".

El magistrado recordó que Ruiz, quien aún permanece desaparecido, "fue privado ilegítimamente de su libertad entre mayo y julio de 1980, junto a su esposa embarazada -Silvia Beatriz María Dameri- y dos hijos menores -María de las Victorias y Marcelo Mariano" y trasladado a la ESMA "donde permaneció clandestinamente detenido bajo condiciones inhumanas de vida y se lo sometió a tortura".

En noviembre de 2011, la Cámara Federal confirmó los procesamientos de Torres de Tolosa, De Saint Georges y de Poch quien debió ser extraditado dese España donde llegó tripulando una aeronave desde Holanda donde vivía con su esposa y donde habría reconocido que "arrojaba al mar a quienes él consideraba como terroristas de izquierda"