martes, 26 de febrero de 2013

Los mellizos represores de la ESMA

Los García Velazco se hacen pasar uno por otro en los juicios por violaciones a los derechos humanos

Debido a la confusión sobre su identidad, Pablo Eduardo García Velazco, alias Serra, fue absuelto en el primer juicio de la ESMA. Ahora, en el segundo proceso, ambos hermanos están acusados y detenidos por delitos de lesa humanidad.

 Por Alejandra Dandan

Los García Velazco son dos marinos, hermanos mellizos, que usaron distintos apodos durante la última dictadura. Los dos estuvieron en la Escuela de Mecánica de la Armada, pero desde hace años se hacen pasar uno por otro para sembrar dudas sobre sus identidades en las causas de lesa humanidad. Esto le facilitó a uno de ellos ser absuelto en el último juicio de la ESMA. En el nuevo juicio, están acusados los dos. La reconstrucción de legajos y el cruce de testimonios dejaron claras sus trayectorias en la Armada, sus roles y la relación entre los nombres y los alias. Uno es Miguel Angel García Velazco, alias Dante, y el otro, Pablo Eduardo García Velazco, alias Serra. En las últimas semanas, los dos fueron indagados. Primero Dante y ayer Serra. En la declaración nuevamente intentaron confundirlo todo, pero sobre todo lo hizo Dante, que se autodefinió como Serra para seguir construyéndose una máscara.

Entre uno y otro mellizo hubo diferencias de tareas y hay distinciones en sus trayectorias, de las que dieron cuenta desde siempre los sobrevivientes, y que permitieron ir reconstruyendo sus perfiles a lo largo de estos años. Miguel Angel García Velazco (Dante) integró el Grupo de Tareas 3.3.2, fue oficial de Inteligencia y era uno de los hombres “permanentes” de la ESMA. Se casó con una española y se estableció en España. En este momento está con prisión domiciliaria.

Pablo Eduardo García Velazco (Serra) era oficial de Inteligencia del Servicio de Inteligencia Naval (SIN), que tenía un área dentro de la ESMA. Se lo conoce también como Fernando Serra, Sierra, Jorge o Juan. Es soltero, vivió con su madre (hoy de 94 años) durante 34 años en Ramos Mejía. A la salida de la Armada trabajó como productor de seguros y ahora está detenido en el penal de Ezeiza. El es quien además interpuso un recurso para volver a vivir con su madre, dice que tiene que volver a trabajar para mantenerla. El caso es analizado por los jueces del Tribunal Oral Federal 5, que se vieron interviniendo casi como un tribunal de familia: convocaron a declarar a las dos personas que cuidan a la mujer, leyeron las cartas de la madre en las que defiende a Serra, pero no así a Dante, pidieron informes de sueldos a la Armada para analizar los ingresos, hicieron una audiencia con el hermano que no aporta y ahora esperan una respuesta de la Anses para dar una respuesta definitiva.

“Una vez más los mellizos intentan sembrar dudas en relación con su identidad, aunque sólo uno de ellos, Miguel Angel (Dante), es el que quiere hacerse pasar por el otro”, dice la fiscal Mercedes Soiza Reilly. “Pablo García Velazco siempre sostuvo lo mismo. En cambio Miguel, en este juicio afirma ser quien no es. Ambos usaban apodos, ambos intervinieron en la represión de Estado, ambos estuvieron en la ESMA, ambos estuvieron dispuestos a aniquilar a la subversión. Por eso, ambos fueron condecorados por Massera en 1978.”

En el juicio anterior, el Tribunal absolvió a Serra luego de que la fiscalía sostuvo que se había confundido de acusado. La sentencia estableció en ese sentido que “durante el curso del debate se procuró averiguar, con total certeza, si Pablo Eduardo García Velazco en algún momento se desempeñó como miembro integrante de la Unidad de Tareas 3.3.2, si actuó bajo el seudónimo Dante, si contrajo matrimonio con una ciudadana española, si tenía una herida de bala en su pierna y en su caso si era aviador naval”. La sentencia respondió a esos interrogantes con lo siguiente: “Pablo Eduardo García Velazco se desempeñó en el SIN”, reconstrucción que se hizo a partir de su legajo. “Su apodo era Sierra, Serra, Jorge o Juan. Este extremo lo prueban los testimonios.” Descartaron otros dos ejes de confusión: la existencia de la herida en una pierna, descartada por un pericia médica, y que haya sido piloto de avión, a través de su legajo, rol que sí tuvo su hermano.

Ayer, en la audiencia, Serra dijo su nombre: “Soy Pablo Eduardo García Velazco, argentino, soltero, fecha de nacimiento: 10 de noviembre de 1946, resido en Ramos Mejía desde hace 34 años. Nunca he residido en el extranjero, me desempeñé como productor de seguros desde mi retiro en la Armada. En la Escuela Naval mis compañeros me decían Caroli”.

–¿Cómo? –repreguntó el presidente del TOF 5, Leopoldo Bruglia.

–Caroli.

Frente a los jueces rechazó “todos y cada uno de los cargos, nada tengo que ver con los mismos toda vez que yo prestaba servicios en un lugar distinto de la ESMA y fuera del espacio físico de la ESMA”, mintió, porque el SIN tuvo un lugar en la ESMA. Y se quejó porque “hasta el mismo juzgado” se confundía con la identidad: indicó que le prescribió un tratamiento por cardiopatía vascular, una patología que él no tenía.

En el juicio, ésta será la última semana de indagatorias de los 67 acusados. Ayer también declararon otros dos marinos. Pedro Antonio Santamaría, vicealmirante retirado de la Armada, que afronta su primer juicio, está imputado por más de 300 víctimas, entre ellos 15 niños apropiados. En la declaración negó los cargos. Luego declaró el marino Raúl Enrique Scheller, alias Pingüino, Schelling, Mariano y Miranda, oficial retirado de la Armada e integrante del sector Inteligencia del Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA. Es el segundo juicio que enfrenta, en 2011 recibió prisión perpetua. En este juicio está imputado por más de 150 víctimas, entre ellas 12 niños apropiados. Scheller debía haber declarado semanas atrás, pero se pospuso porque les pidió a los jueces autorización para incorporar una película como prueba, llamada Guerra en Argentina. El Tribunal no se lo permitió porque se presentó fuera de tiempo, y ayer él aprovechó la indagatoria para expresar su disgusto. Con una escarapela en el traje, dijo: “La imagen de los hechos ocurridos cuarenta años atrás ayuda a que esa población que era muy joven pueda ver la realidad de vivir en un país sumido por la violencia”.

El marino, que es abogado, leyó el resto de la declaración. Reiteró la hipótesis de guerra y una y otra vez llamó “relato” a las causas de lesa humanidad.

Las audiencias continúan miércoles y jueves. Están previstas las últimas indagatorias a Julio Antonio Torti, Antonio Vañek y Carlos Orlando Generoso, que declarará, si todo sigue como hasta ahora, desde el hospital. Y pasado mañana están previstas indagatorias a Carlos Jaime Fraguio y Eduardo Morris Girling. El Tribunal adelantó una semana el comienzo de las testimoniales, que empezarían el lunes próximo.

martes, 19 de febrero de 2013

Repudio: el embajador de Holanda acompaña a genocida de la ESMA

Comunicado de prensa - H.I.J.O.S. Capital
18/2/2013
Expresamos nuestro más enérgico repudio al apoyo brindado por el embajador de Holanda en Argentina Hein De Vries al genocida Julio Poch, piloto de los vuelos de la muerte, quien declaró hoy en el juicio por la megacausa ESMA.

El embajador De Vries presenció el juicio junto al público integrado por los familiares de los imputados, en el sector destinado a ellos y los acusados, en lugar de hacerlo en el sector destinado a la prensa, los familiares de las víctimas, los organismos de derechos humanos y el público en general. Pero no sólo optó por ubicarse ahí, sino que además saludó al imputado Poch, quien le agradeció ante los jueces la presencia en la sala durante su declaración indagatoria por delitos de lesa humanidad.

De Vries estaba, según Poch, para “monitorear” el juicio. Nos parece un hecho de gravedad institucional que no puede pasar desapercibido, porque agravia a nuestro proceso histórico de Memoria, Verdad y Justicia. El Estado holandés tiene la posibilidad de gestionar todo tipo de reuniones con las instituciones del Estado argentino pertinentes para resolver las cuestiones que crea necesarias: no precisa mostrarse junto a los asesinos de nuestro pueblo para evaluar un proceso judicial histórico, que es inédito en el mundo.

Lo que hizo De Vries es inadmisible: acompañó a un genocida y eso está agravado por su condición de funcionario público. ¿Debemos entender que Holanda apoya a los genocidas de la ESMA? Hasta que no haya una comunicación oficial que indique lo contrario, el mensaje que recibimos hoy los familiares de desaparecidos que estuvimos en el juicio es ese: Holanda acompaña a los genocidas que son juzgados en la Argentina.

Este comportamiento de un representante del Estado holandés se contradice con la actitud del pueblo de Holanda durante la última dictadura cívico-militar de nuestro país, cuando fue uno de los pocos países que denunció el terrorismo de Estado y dio difusión a los reclamos de las Madres de Plaza de Mayo en pleno Mundial de Fútbol de 1978.

Esperamos la inmediata reacción de Holanda ante este hecho por el cual los familiares nos hemos sentido agraviados. Vemos en este acto una falta de respeto enorme, no vista hasta entonces por representante alguno de ningún Estado.

H.I.J.O.S. Capital
Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio
www.hijos-capital.org.ar

lunes, 18 de febrero de 2013

La declaración de Julio Poch sobre su participación en los vuelos de la muerte.

El piloto de la muerte ahora niega todo
Poch dijo que no participó en vuelos desde los que se arrojaban personas al mar y argumentó que no les confesó a sus compañeros de una aerolínea holandesa haberlo hecho, sino que se trató de un malentendido idiomático.

 Por Alejandra Dandan

Esta vez, el piloto Julio Poch estuvo sin carteles colgados en el pecho. Sentado en una silla, a las 12.29 del mediodía empezó con la indagatoria de cuatro horas, un descargo para el que recurrió al Power Point, reproducciones en pantalla gigante de notas y de su libro de vuelos. Tomó párrafos del Nunca más, donde dijo haber leído por primera vez acerca de los vuelos de la muerte: “Por supuesto que, como a la mayoría de los que vivimos ese período, me provocó incredulidad y rechazo”. Se refirió a las confesiones de Adolfo Scilingo en el libro El vuelo, de Horacio Verbitsky, y explicó que cuando un pariente suyo le habló del caso, le respondió que “la Armada nunca haría cosas como ésas”. Volvió a negar su intervención en los vuelos de la muerte como lo hizo en la instrucción y también haberles confesado su participación en los vuelos a sus compañeros de tripulación en la isla de Bali en 2003. “No participé de los vuelos de la muerte ni como piloto, copiloto ni tripulante”, indicó, pero no dijo nada que no hubiera dicho en las etapas anteriores.

Uno de los datos más novedosos de la declaración sucedió casi al comienzo, y despertó malestar y repudio entre las víctimas presentes en la sala. Poch tiene ciudadanía holandesa. El embajador de Holanda, Henry Juriaan de Vries, estuvo en la sala. Poch intentó abrazarlo cuando llegó y desde el micrófono le agradeció su presencia, que se sumó a un apoyo que el piloto recibió del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país. Poch lleva adelante en Holanda una campaña para proclamar su inocencia. En un cuarto intermedio, un torbellino de periodistas holandeses se cruzó en los pasillos con abogados, fiscales, querellas. Alguien dijo que el embajador estaba ahí porque Poch era ciudadano holandés. Una de las investigadoras de la causa rápidamente aclaró: “Eso está bien si el ciudadano holandés es una ‘víctima’, pero otra cosa es que lo hagan cuando lo que existen son presunciones sólidas acerca de un imputado en crímenes de lesa humanidad”. De saco azul, camisa celeste con el cuello abrochado a dos botones, corbata y lentes, el piloto leyó su declaración, mientras iba y venía con las imágenes en la pantalla. “Siento una tremenda indignación por encontrarme en este juicio, acusado, procesado y arrastrado aquí ante ustedes, y además privado de mi libertad. Me encuentro aquí por un terrible malentendido, mis palabras se tergiversaron de una conversación”. Y luego afirmó: “Estoy injustamente acusado de crímenes y tormentos que no he cometido”. El piloto criticó al Estado argentino por “detenciones arbitrarias como la mía”, y dijo que era una “verdadera vergüenza” estar ahí “sólo por haber dado mi opinión personal con colegas holandeses, en la isla de Bali en 2003, sobre la política argentina”. Cuando habló de los vuelos, dijo varias veces lo mismo: “No tengo conocimiento de si existieron o no sino a partir de lo que he leído publicado por los medios. Si existieron, es algo terrible, aberrante e inhumano. Nunca dije haber estado involucrado en ellos”.

Sobre las acusaciones, el piloto repitió el esquema de su estrategia de la indagatoria. Primero negó haber volado aviones con capacidad de transportar pasajeros y dijo que sólo se instruyó una vez que entró a Aerolíneas Argentinas en 1981. Sobre este punto, el juez de instrucción Sergio Torres dio por probado –a través de documentación de la Armada, entre otras cosas– que voló aviones con capacidad de carga y descarga, y por lo tanto con capacidad de transportar pasajeros. Un tema que en cambio está en duda es la cantidad de hechos adjudicados. Hasta ahora, Poch está acusado por 30 hechos, entre ellos las víctimas de la Santa Cruz, “trasladadas” en un vuelo de una fecha en la que él dice haber estado en otro lado. “Como les aseguré a Torres y (al fiscal Eduardo) Taiano, jamás estuve en la ESMA, ni destinado, ni en comisión, ni siquiera un día de visita, no integré ninguno de los grupos de tareas. No participé de la lucha contra el terrorismo en los años que estuve en la Armada, no tuve nada que ver con los vuelos de la muerte; pero por último quiero agregar que no confesé nada porque no tengo nada que confesar.”

Uno de los ejes de la causa es la cena en el restaurante Gado Gado de Bali en 2003. Fue entonces cuando Poch admitió haber piloteado aviones de los vuelos de la muerte, según la denuncia que luego hicieron algunos de sus compañeros. El juez Torres indicó en el expediente que los testigos recibieron más tarde una serie de e-mails de amigos de Poch indicándoles que cambiaran la declaración y con sugerencias de aquello que debían decir. Uno de los argumentos centrales de la defensa desde siempre fue apelar a una supuesta confusión de idiomas y traducciones.

Ayer, Poch mostró fotos, una sucesión de hora por hora de la cena. Para probar cómo estaban las cosas al comienzo de la charla central hasta proyectó una imagen con una mesa y cafés: el comienzo de una sobremesa. “En febrero del año anterior, Máxima se había casado con el príncipe de Holanda –dijo–. Muchos holandeses cuestionaban a su padre Jorge Zorreguieta, a ese señor no se le permitió asistir a la boda. Uno de los holandeses dijo que le parecía bien porque Zorreguieta había sido parte del gobierno de la dictadura argentina. Yo opiné que por ser el padre de la novia no me parecía tan bien, sino que debía habérsele permitido. Dije que había sido secretario de Agricultura durante el gobierno militar, y mi opinión fue recibida como si defendiera a Zorreguieta y al gobierno militar (...). Les dije que estaban equivocados sobre lo que había pasado en la Argentina, era mi opinión, les dije que había una situación caótica en el país después de la muerte de Perón, violencia terrorista que azotaba todos los días con atentados y bombas, enfrentamientos armados, secuestros extorsivos y ataques militares, etcétera. Era mi opinión. Les dije que había un conflicto interno con víctimas de ambos lados.”

En ese contexto, aseguró, les dijo que había sido militar. Uno de los presentes le preguntó si era cierto que se arrojaban opositores al mar. “Eso me recordó lo de Scilingo –dijo él–. Yo les dije lo que era de público conocimiento, supuestamente, pero que no se tenía confirmación. No defendí esos hechos sino a mi país y la Armada.” En ese momento, su compañero Tim Weert le dijo aquello sobre lo que Poch basó su estrategia: “How terrible that you have to do that” (“Qué terrible que tuviste que hacer eso”). Poch planteó que entendió aquel “tuviste” por un “tuvieron”, aunque nunca aclaró que en español aquello también indica un “nosotros inclusivo”. Además del “you”, lo que Poch subraya de ese relato es que el contexto de la charla operó como confusión.

Una y otra vez, Poch repitió, sobre los vuelos de la muerte, aquello de “no me constan”. “Estoy muy orgulloso de mi corta carrera naval –dijo–, la misma está detallada en mi legajo de servicio... No recibí ninguna orden para dañar a una persona o hacerle mal a nadie.” A las 17.30, la presidenta del TOF, Adriana Paliotti, lo despidió. La indagatoria había terminado.

ESMA: hallan una inscripción que podría pertenecer a un detenido en dictadura

En una de las paredes del Casino de Oficiales del ex centro clandestino de la Armada

 El mensaje "C P C c Vega 17-5-1980" fue descubierto en el sótano del edificio, tallado con un objeto punzante en el hueco de una ventana. El juez Torres ordenó una pericia a la Policía Federal. El antecedente de otros casos similares.

Por: Gerardo Aranguren


 Mientras se desarrolla el tercer juicio oral por delitos de lesa humanidad en la ESMA, el Equipo de Conservación del Instituto Espacio para la Memoria (IEM) descubrió en el edificio del Casino de Oficiales una nueva inscripción que habría sido hecha durante la última dictadura cívico-militar.

En el sótano del edificio, donde eran descendidos los detenidos desaparecidos recién llegados al edificio, se encontró la inscripción “C P C c Vega 17-5-1980”, aunque se desconoce todavía quien puede haberla realizado. El escrito, tallado con un objeto punzante sobre la pared, fue hallado en el hueco de la primera ventana del sótano de la cocina, en el lado sur del Casino, durante una revisión que efectuó el personal de Conservación del edificio, que funcionó como centro clandestino de detención del terrorismo de Estado.

Según los archivos del IEM, en esa fecha, 17 de junio de 1980, se conoce que en la ESMA estaban detenidos Graciela Alberti, Silvia Dameria, Alcira Machi Boero, Orlando Ruiz Farías y Ricardo Soria Suárez, todos ellos desaparecidos. También permanecía allí Víctor Basterra, quien sobrevivió y se convirtió en uno de los testigos principales en los juicios que se desarrollaron luego. Al ser informado por el Instituto sobre el descubrimiento, el juzgado federal de Sergio Torres, que lleva la megacausa ESMA, resolvió ordenar una pericia sobre la inscripción en la pared a la División Scopometría de la Policía Federal.

En los últimos años, se descubrieron varias inscripciones más en las paredes del Casino de oficiales por donde se calcula que pasaron 5000 detenidos. Una perteneció a Horacio Domingo Maggio: "27/12/77 cio Maggio". Otra inscripción, "De Marco - PC", en el último piso del edificio, fue atribuida a Ernesto de Marco

jueves, 14 de febrero de 2013

Hablaron los pilotos y tripulantes que arrojaron a las Madres al mar

Hoy se vivió uno de los momentos más esperados del juicio: fueron citados por primera vez a declarar en un juicio oral y público por delitos de lesa humanidad pilotos y tripulantes de los vuelos de la muerte.

El otro civil del juicio: Gonzalo Dalmacio Torres de Tolosa

Hoy fue citado a declarar el abogado y ex secretario del Juzgado de Instrucción Nº 9 por los delitos de lesa humanidad cometidos en la ESMA. Está imputado por más de 500 víctimas.

Como civil, formó parte del Grupo de Tareas 3.3.2. Tras su negativa a ampliar su declaración indagatoria, los jueces resolvieron leer los dichos anteriores, de mayo del año 2011, en la instrucción de la causa, a cargo del Juez Sergio Torres.

Las Madres de Plaza de Mayo y los vuelos de la muerte

Torres de Tolosa está imputado por los casos de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo y otros familiares secuestrados entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977 por el Grupo de Tareas de la ESMA y llevados a la ESMA. Luego, el 14/12/1977, fueron "trasladados": llevados a los vuelos de la muerte.

Un civil en la ESMA

"En octubre de 1976 fui por primera vez a la ESMA a almorzar con Jorge Acosta", dijo en esa oportunidad ante Torres. "No conozco los nombres ni los apellidos de las personas que se indican como víctimas", en referencia a los más de 500 casos por los que está acusado.

Un amigo del "Tigre Acosta"

Torres de Tolosa contó sobre su relación con Jorge Eduardo "El tigre" Acosta, también imputado en la megacausa ESMA: "él me preguntaba qué decía la gente afuera y yo le contestaba que la gente estaba tranquila, que no tenía idea de la guerra". También dijo que trabajó en Cancillería a pedido de Acosta.

El imputado contó en 2006 que "iba a almorzar a la salida de Tribunales, ahí se comía muy bien", en referencia a sus comidas con Acosta. "Comía en la cámara de oficiales" desde octubre de 1976 hasta finales del Mundial de 1978.

"Mientras él almorzaba, secuestraban a mi mamá en la ESMA", dijo entre el público de la sala Paula, hija de una sobreviviente de la ESMA.

A pesar de haber estado en la ESMA, dijo que "nunca tuve conocimiento de ninguna detención en la ESMA".

El "yo no sé" como método

En la misma declaración indagatoria del 2006, Torres de Tolosa dijo que "no tuve conocimiento de tales vuelos". "Nunca vi ni escuché nada", sostuvo en referencia a los detenidos-desaparecidos.

Asumió haber visto al hijo de Rubén Jacinto Chamorro, director de la ESMA. También admitió que "conocí a Perrén y a Pazos" (ambos fallecidos) y que "vi a un juez de Neuquén".

En línea con su negación de las acusaciones en su contra, dijo que "no participé en ninguna sesión de torturas".

Otro Torres de Tolosa en la ESMA: el hermano

"Yo tenía un hermano, Álvaro Diego (fallecido). Todas sus tareas, según me decía, eran secretas. No vi a mi hermano en la ESMA y tampoco él me contaba nada". Y agregó: "yo sabía de un grupo de oficiales que combatía la subversión, pero no conocía el funcionamiento".

Sobre las acusaciones en su contra, sostuvo que "no fui nunca a Automotores, ni me llamaban teniente Vaca", en referencia al alias adjudicado al imputado.

"Conocí a Scilingo. Era alcohólico y Acosta me pedía que lo sacara a pasear", dijo sobre Adolfo Scilingo, quien admitió que Torres de Tolosa fue parte de la tripulación de los vuelos de la muerte. "Se enojó conmigo cuando no lo pude convencer a Acosta de que lo metiera en operativos".

Antes del juicio por la ESMA

En 1997 fue citado por el juez español Baltasar Garzón, tras haber sido señalado por el represor Adolfo Scilingo como parte de la tripulación de los vuelos de la muerte.

Como abogado, ejerció la defensa de otras personas acusadas por delitos de lesa humanidad, como Antonio del Cerro, alias “Colores”.

Rubén Ormello: mecánico aeronáutico (retirado) de la Armada

Convocado por los jueces, el imputado se negó a prestar declaración indagatoria. Entre llantos, decidió ratificar sus declaraciones anteriores prestadas en la instrucción de la causa. Ormello está imputado en la causa por haber sido parte de la tripulación de los vuelos de la muerte, es decir que es juzgado como partícipe necesario. Está acusado por los casos de más de 30 víctimas de la ESMA.

El "grupo de la Santa Cruz"

Ormello también está imputado por los casos de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo y otros familiares secuestrados entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977 por el Grupo de Tareas de la ESMA y llevados a la ESMA. Luego, el 14/12/1977, fueron "trasladados": llevados a los vuelos de la muerte.

La inocencia como recurso

"Rechazo de plano las acusaciones que aquí se me han leído, niego haber cometido los hechos que se me imputan porque yo lo digo y es palabra de honor. Dios y yo sabemos que estos delitos que se me imputan no los cometí". Tras su negativa a hablar, el Tribunal dispuso leer las indagatorias anteriores de mayo del año 2011.

"Hace dos años que estoy injustamente detenido por lo que han declarado falazmente algunas personas, poniendo en boca mía una historia que jamás conté", declaró en el armado de la causa, a cargo del Juez de Instrucción Sergio Torres.

"Más allá de la falta de credibilidad y justicia para con estos juicios de lesa humanidad, guardo aún la esperanza de que ustedes se van a interiorizar en mi situación y van a revisar las pruebas. Desde mi humilde punto de vista, no es necesario aportar más nada y van a ver que es falsa e insostenible la acusación que se me hace".

Con respecto a las acusaciones por su participación en los vuelos, Ormello dijo que "niego categóricamente haber participado de los vueltos de la muerte. Soy mecánico en tierra, no de vuelo".

En esas mismas declaraciones agregó que "mi esencia es netamente socialista, por ende no comulgo con el régimen castrense".

Sobre su paso por la ESMA, dijo que participaba en la selección de vóley de la ESMA, no hacía guardias ni desfilaba. "Jamás mantuve la conversación que los testigos de la causa dicen que tuve".

La estrategia del distraído

"Yo vivía preso en la Armada porque estaba contra el régimen. Me siento culpable por haber estado ahí y no haber visto nada. Cuando me enteré que donde trabajaba pasaban esas cosas me quise morir". "No conocía los llamados vuelos de la muerte, sólo me enteré por los medios".

Según consta en el requerimiento de elevación a juicio del fiscal Eduardo Taiano, entre el 16/3/1977 y el 1/3/1979 estuvo destinado a la 2ª Escuadrilla Aeronaval de Sostén Logístico Móvil (EA5 2).

Alejandro Domingo D´Agostino: el primer piloto en el banquillo

El imputado, Prefecto Principal retirado, se negó a ampliar su declaración indagatoria y ratificó sus dichos anteriores en la instrucción del juicio. El Tribunal dispuso leer las indagatorias. 

Antes de pasar a la lectura, el acusado dijo: "soy inocente de los cargos que se me imputan, jamás he visto trasladar a nadie en los aviones de Prefectura".

El "grupo de la Santa Cruz"

D´Agostino también está imputado por los casos de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo y otros familiares secuestrados entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977 por el Grupo de Tareas de la ESMA y llevados a la ESMA. Luego, el 14/12/1977, fueron "trasladados": llevados a los vuelos de la muerte.

En la etapa de instrucción de la causa, D´Agostino presentó un escrito al juez Torres, en el que sostuvo que la suya "es una infundada y arbitraria solicitud de detención". Y agregó: "no existe constancia fehaciente que diga que el grupo de familiares y religiosas conocido como el grupo de la Santa Cruz haya sido trasladado en el vuelo del 14/12/1977".

Integró la División Aviación de la Prefectura Naval (DAVI). De su legajo de conceptos de la Prefectura surge que entre el 1/1 y el 31/7/1976 fue Jefe de Pasaje, Correspondencia y Cargas. De ese mismo legajo y las planillas de vuelo, surge que realizó vuelos durante todos los meses de los años 1976, 1977, 1978 Y 1979, y en 1980, excepto septiembre, en 1981, excepto febrero, y en 1983, excepto enero, julio, agosto, octubre, noviembre y diciembre.

Enrique José De Saint Georges: el segundo piloto en declarar

El imputado decidió declarar, pero con la lectura de un documento. "Fui designado instructor de vuelo, pero ese cargo no figura en ningún legajo, era un cargo informal".

Su declaración fue muy similar a la del imputado D´Agostino.

El "grupo de la Santa Cruz"

De Saint Georges está imputado por los casos de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo y otros familiares secuestrados entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977 por el Grupo de Tareas de la ESMA y llevados a la ESMA. Luego, el 14/12/1977, fueron "trasladados": llevados a los vuelos de la muerte.

Sobre estos vuelos, dijo que "si están anotados en las planillas de vuelos los debo haber realizado, pero no recuerdo el vuelo del 14/12/1977".

"No puede sostenerse que el Grupo de Tareas operara en la clandestinidad y que, a su vez, quedara registrado el vuelo".

Los dibujos de un represor

El imputado presentó dibujos de su autoría para explicar el funcionamiento de los vuelos. Fueron expuestos ante toda la sala, con detalles del interior de los aviones.

D´Agostiono integró la División Aviación de la Prefectura Naval (DAVI). De su legajo de conceptos surge que entre el 1/1 y el 31/7/1976 fue Jefe la Oficina de Bienestar y Oficial Jefe de la Sección Criptografía. Según consta en el mismo legajo, realizó vuelos durante 1976, 1977 y el primer semestre de 1978.

Una jornada histórica

sábado, 9 de febrero de 2013

Arrestaron represor de la Esma, Gonzalo Sánchez, en el balneario de Angra dos Reis

Un prófugo hallado en una playa brasileña
El ex integrante de Prefectura conocido por sus víctimas como “Chispa” estaba en Brasil desde hace once años y trabajaba en un astillero como ingeniero naval. Fue encontrado a partir de un trabajo conjunto entre el Ministerio de Seguridad argentino y el brasileño.

El ex prefecto Gonzalo Sánchez, ex miembro del Grupo de Tareas 3.3 de la Armada durante la dictadura y uno de los cinco prófugos históricos de la megacausa ESMA, fue detenido el viernes en Brasil. “Chispa” u “Omar”, alias y nombre de cobertura con el que lo recuerdan sobrevivientes del mayor centro clandestino de detención de la Armada, fue localizado por Interpol en un balenario de Angra dos Reis, al sur de Río de Janeiro, luego de un trabajo conjunto con la policía de Brasil, según informó el Ministerio de Seguridad de la Nación. Con el represor detenido en Río, ya comenzó a tramitarse su extradición para que pueda ser juzgado por centenares de secuestros, tormentos y asesinatos.

A mediados de los ’70, con el grado de oficial ayudante en la Prefectura Naval, Sánchez fue destinado al sector “Operaciones” del GT 3.3, con el que participó del operativo en el que cayó asesinado el escritor y militante montonero Rodolfo Walsh. Recordado por decenas de sobrevivientes, su nombre formó parte de la causa ESMA desde el comienzo. Chispa estaba prófugo desde octubre de 2005 y tenía pedido de captura internacional ordenada por el juez federal Sergio Torres desde 2009.

La sobreviviente Graciela Daleo declaró en la causa que además de “Chispa” se hacía llamar “Omar”, que era arquitecto naval, miembro del sector “Operaciones”, y según sus propios dichos había integrado el GT 3.3 desde sus orígenes hasta principios de 1979, cuando iban a mandarlo a Galicia a supervisar la construcción de unos barcos que la Armada tenía previsto comprar en España. El prefecto Sánchez relató ante más de un secuestrado en plena dictadura los métodos que aplicaba la Armada para asesinar y desaparecer cuerpos. Luego de fugarse de la ESMA y antes de ser asesinado y expuesto allí como trofeo de guerra, Horacio Domingo Maggio hizo constar en una declaración por escrito que conocía gracias a “Chispa” los métodos navales para deshacerse de los cadávares. Al principio colocaban a varias personas en el interior de un automóvil y lo acribillaban a balazos para luego incendiarlo, le dijo el prefecto. Luego implementaron el ahorcamiento en la misma ESMA para después arrojar a los muertos al mar. Al tiempo de la fuga de Maggio, en 1978, se aplicaban los vuelos de la muerte. “Se les coloca una inyección (somnífero), se los envuelve en una lona y se los tira al mar”, contó el prefecto y escribió Maggio en abril de aquel año. La droga “los dejaba atontados pero conscientes”, le dijo a otra sobreviviente, Graciela García. Chispa también le dijo a Ma-ggio que los vuelos se hacían desde helicópteros y precisó que “los cuerpos eran tirados al mar en el sur, en zonas cercanas a dependencias de la Marina”. “En momentos de debilidad se les escapaba información”, explicó Maggio el motivo de la confidencia. Sánchez también integró las patotas que participaron del operativo frustrado para secuestrar con vida al escritor y militante montonero Rodolfo Walsh, según declaró Miguel Angel Lauletta, que presenció ese operativo.

La detención se concretó el viernes a la tarde en un balneario de Angra dos Reis, destino de buceadores, escala de grandes cruceros y una de las ciudades más afectadas por las inundaciones que hace tres años produjeron derrumbes y deslizamientos. Al momento de ser abordado por los policías, el ex prefecto se identificó con su nombre completo y se entregó sin oponer resistencia. El Ministerio de Seguridad, que conduce Nilda Garré, destacó que la localización y detención fue posible por el intercambio de información con sus pares de Brasil y por el trabajo coordinado entre Interpol Argentina e Interpol Brasil. El ex miembro del GT 3.3 vivía en ese país desde hace aproximadamente once años y trabajaba en un astillero como ingeniero naval. Desde el viernes permanece detenido en la Superintendencia de la Policía Federal de Río de Janeiro. Ahora comenzará el trámite de extradición. Cuando el Tribunal Supremo de Brasil la autorice, será entregado a las autoridades argentinas.

Sánchez logró burlar al Estado durante siete años y tres meses. Era uno de los cinco prófugos históricos de la megacausa ESMA. Los otros son el capitán de navío retirado Jorge Vildoza y los ex policías Roberto González, Juan Carlos Linares y Pedro Salvia. El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos ofrece recompensas de hasta 100 mil pesos a quienes brinden información que permita capturarlos.

jueves, 7 de febrero de 2013

Astiz confesó su responsabilidad y dijo ser una víctima "del terrorismo judicial"

El represor ya condenado declaró en el tercer juicio por delitos de lesa humanidad en la denominada causa ESMA Unificada

Alfredo Astiz confesó su responsabilidad en los crímenes de lesa humanidad cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), por los que ya fue condenado a cadena perpetua y se encamina a otro fallo similar en el nuevo juicio oral que le sigue el Tribunal Oral Federal Nº 5 por la represión de Estado con que la dictadura sembró al país de desaparecidos, torturados, asesinados y exiliados. "Los únicos responsables son los que dieron las órdenes, incluyéndome." En esa decena de palabras, el ex marino que ostenta el dudoso palmarés de haber entregado las Islas Georgias a los británicos en 1982 sin dar combate, admitió lo que la justicia y la memoria popular saben desde mucho tiempo antes de su confesión.

Astiz encadenó ayer una prolija catarata de provocaciones y desafíos que cristalizó en el presidente del tribunal, el juez Leopoldo Bruglia, a quien intentó sacar de las casillas y por momentos pareció estar cerca de conseguirlo.

Con la mirada menos gélida que lo habitual, y de a ratos a los gritos, Astiz bramó que "la justicia independiente en la Argentina se terminó cuando Néstor Kirchner cambió a la Corte Suprema, dando un virtual golpe de Estado judicial". De entre los siete jueces del máximo tribunal, el represor eligió a Raúl Zaffaroni como blanco de sus ataques: lo responsabilizó de ser el autor ideológico de su condena e intentó esmerilarlo mostrando al tribunal la tapa del desaparecido diario sensacionalista Libre, que publicó una denuncia sobre la propiedad de departamentos que el juez tenía alquilados y que eran utilizados como prostíbulos encubiertos.

Chicanero como nunca antes, Astiz leyó un "documento" que –dijo– elaboró en la cárcel de Marcos Paz, donde está alojado. Ante una sala colmada por miembros de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas e H.I.J.O.S., entre otros organismos defensores de los Derechos Humanos ("grupos de persecución, venganza y rapiña", los llamó), Astiz desafió: "Que levante la mano acá el que piense que Oyarbide no es corrupto." Hizo una pausa, giró la cabeza y paneó al auditorio que permanecía inmóvil. Entonces, completó el acting: "Veo que todos piensan igual que yo." A Oyarbide también le reprochó haber procesado al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, en la causa por las escuchas ilegales a enemigos familiares y políticos.

La audiencia de ayer del juicio denominado "ESMA Unificada" registró momentos de extrema tensión. Acaso el más grave se haya producido cuando el ex militar que se infiltró en Madres de Plaza de Mayo para delatarlas ante el régimen le preguntó al juez Bruglia: "¿Me tiene miedo?". El espadeo verbal que propuso Astiz había comenzado apenas iniciada la audiencia cuando, cumpliendo con rigorismos procesales, Bruglia comenzó a preguntarle sus datos personales: "Soy el capitán de Fragata de la Armada Argentina, Alfredo Astiz. Es la única pregunta que voy a responder." El juez, quien por entonces no parecía sospechar lo que sobrevendría, intentó explicarle didácticamente que debía completar formalismos como edad, profesión y estado civil, se topó con la primera irreverencia: "Eso es problema de ustedes."

Astiz habló de política. Mucho. Criticó la Ley de Medios Audiovisuales, denunció "sometimiento" judicial en la "Causa Ciccone", atacó al vicepresidente, Amado Boudou; al ex procurador general de la Nación, Estaban Righi; a los jueces federales Daniel Rafecas, Sergio Torres y Norberto Oyarbide y a la procuradora general Alejandra Gils Carbó. Pero reivindicó al ex camarista federal mendocino Otilio Roque Romano, destituido, procesado y con pedido de captura internacional, y escondido en Chile por haber cuanto menos tolerado violaciones a los Derechos Humanos en la provincia de Mendoza.

Llamó "tiranía" al gobierno, endilgó a Néstor Kirchner la supuesta "utilización de la justicia como arma de hostigamiento" y trasladó a su sucesora, Cristina Fernández de Kirchner, la continuidad de esa presunta práctica con el agregado de "homenajear a los grupos terroristas".

El juez Bruglia advirtió que el relato desvariaba y se alejaba del objeto del juicio. Se lo hizo notar y le pidió que ciñera la indagatoria a defenderse de los cargos por los que está acusado. "Estoy sentado acá por una política de persecución del Poder Ejecutivo. ¿No me deja mostrar la ilegitimidad de este juicio? ¿A qué le tiene miedo? ¿Me tiene miedo?".

"Esto es intolerable", manifestó Nora Cortiñas, representrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. "No voy a seguir escuchando a un genocida", señaló segundos antes de levantarse y abandonar la sala.

Astiz, quien alguna vez se ufanó de ser "el hombre mejor preparado para asesinar a un periodista", sólo habló tangencialmente de los delitos de lesa humanidad que cometió en la ESMA. Pero sí reivindicó el concepto de "obediencia debida", con el que intentó proteger a los rangos de menor jerarquía también condenados o en procesos judiciales, de quienes dieron las órdenes. Fue entonces cuando fluyó la confesión: "Los únicos responsables son los que dieron las órdenes, incluyéndome."

Según esa singular lectura, actuaron bajo "obediencia debida" quienes cumplieron y ejecutaron órdenes de cometer delitos aberrantes. Para Astiz, ello no es condenable; en cambio sí repudió lo que llamó la "obediencia indebida" que –atacó– cumple la justicia respecto del poder político.

Después de una jornada larga y accidentada, el tribunal resolvió (después de dos cuartos intermedios) dar por concluida la declaración del ex marino, y ofrecerle la posibilidad de ampliarla en otro momento. Astiz aprovechó para producir el último conato de escándalo y se quejó a los gritos sobre el pretendido cercenamiento a su derecho de defensa. 
 Por: Néstor Espósito

miércoles, 6 de febrero de 2013

Declaró Alemann, ex secretario de Hacienda de la dictadura

El funcionario que visitó la ESMA
Admitió haber estado en el centro clandestino para ver “cómo funcionaba el arma” con la que lo atacaron. Y dijo que “jamás torturaría ni mataría, soy muy cobarde”. También se realizaron las indagatorias de otros cinco acusados en el juicio.

El ex secretario de Hacienda de la dictadura Juan Ernesto Alemann admitió haber visitado la ESMA en pleno terrorismo de Estado, pero no para ver cómo se humillaba a los supuestos autores de dos atentados en su contra, como declaró el sobreviviente que lo denunció, sino para saber “cómo funcionaba el arma con la que me atacaron”. Además de Alemann, otros cinco represores desfilaron ayer ante el Tribunal Oral Federal 5 que los juzga por delitos de lesa humanidad. Hoy desde las 10 declararán Alfredo Astiz, Ricardo Miguel Cavallo y Ricardo Lynch Jones.

Alemann sufrió un atentado en 1978 y otro en 1979, que le costó la vida a su chofer. Carlos Lorkipanidse lo vio en la ESMA en 1980, durante su cautiverio. Dijo que lo vio en “La Huevera” y que le mostraron a dos cautivos encapuchados y engrillados “porque el grupo de tareas quería fanfarronear que había capturado a sus atacantes”. “A mí me dijeron que agarraron a todos estos asesinos”, había dicho Alemann en 2002. Dónde, le preguntó un periodista de la agencia DyN. “Fue privadamente... alguno, no recuerdo quién”, balbuceó mientras reinaba la impunidad.

“Se me acusa de imposición de tormentos a Orlando Ruiz”, arrancó ayer. “No lo vi, por lo tanto no lo torturé”, declaró como acusado, con derecho a mentir. “A raíz de un atentado, me invitaron a la ESMA para conocer las armas. Ahí conocí cómo funcionaba el arma con la que me atacaron”, dijo, y aseguró no haber formulado denuncia tras los atentados. “Jamás torturaría ni mataría, soy muy cobarde”, agregó, sin ocultar su particular concepto de la valentía. “Fui secretario de Hacienda durante cinco años y salí más pobre de lo que entré. Que me acusen por delitos de lesa humanidad hiere lo más profundo de mi ser”, se victimizó. Cuando uno de los jueces le preguntó quién lo invitó a la ESMA, dijo no recordarlo. Admitió su relación con Massera, aunque tomó distancia. “Tenía un conflicto porque había criticado los gastos excesivos realizados para el Mundial de Fútbol”, dijo.

“Se me acusa de crímenes que no cometí”, declaró el capitán Eugenio Vilardo, ex subdirector de la oficina de prensa de Cancillería, donde eran obligados a trabajar algunos secuestrados. “Se han violado los principios básicos del derecho”, afirmó, y en varios pasajes de su declaración no ocultó su orgullo de haber estado en la Armada.Eran tiempos de plomo, donde teníamos que estar armados para combatir la guerrilla hasta con dos granadas en mano”, dijo. “La vida militar implica disciplina y entrega. Las órdenes no son motivo de discusiones, se acatan. Ese es el principio de la vida militar en todo el mundo”, invocó la obediencia debida. “Desconozco la competencia de este tribunal para juzgarme”, concluyó.

El contraalmirante Edgardo Otero negó haber dirigido la ESMA en 1980 y trató de demostrar que entonces ocupaba funciones en YPF. Remarcó que no participó de la “guerra civil o la lucha contra el terrorismo subversivo”. Agregó que “los jueces que me están juzgando cometen un error garrafal, porque desconocen lo que sucedió en esa época y también el funcionamiento de los escalafones militares. Trabajé en la parte logística, no en la parte operativa”. “El objetivo final del terrorismo subversivo era la toma de poder. Su proliferación en todo el país ponía en peligro a la Nación. No admito que el fiscal sostenga que son perseguidos políticos, eran militantes terroristas y subversivos”, afirmó.

Manuel García Tallada, condenado en el primer juicio, se negó a declarar, igual que el suboficial Paulino Oscar Altamira, ex guardia y miembro del GT 3.3. El teniente Jorge Radice, también condenado, dijo que formó parte del área de logística, pero “no participé de la entrega de ningún bebé ni en interrogatorios”. “No cometí ningún tipo de homicidio”, afirmó, y concluyó con un involuntario elogio al Estado: “El Estado argentino es responsable por todo lo que me aconteció y me acontece”.

martes, 5 de febrero de 2013

Revocaron el arresto domiciliario del represor y partero de la ESMA, Jorge Magnacco

Del shopping a la cárcel de Marcos Paz

Después de que la agrupación HIJOS difundiera un video en el que se ve al represor en Patio Bullrich y Barrio Norte, el tribunal que lo condenó por el plan sistemático de robo de bebés ordenó su detención. El tribunal que lo está juzgando por ESMA le suspendió el beneficio.

 Por Irina Hauser

“Esperé el colectivo pero no venía, es caro tomar taxi, así que caminé”, empezó su justificación el represor Jorge Magnacco cerca del mediodía. Estaba en un despacho del Tribunal Oral Federal Nº 6 (TOF6), lo había mandado a detener la Policía Federal después que se conociera un video de la agrupación H.I.J.O.S que lo mostraba paseando por la calle, recorriendo el Patio Bullrich y comprando en una fiambrería de Barrio Norte, en abierta violación del arresto domiciliario. “Entré al shopping para acortar camino y porque tenía calor, después compramos comida”, insistió en explicar. También acotó que le venía bien el periplo por su “necesidad de hacer ejercicio físico”. Magnacco, el médico que atendía los partos de las mujeres que estaban en cautiverio en la ESMA durante la última dictadura, había ido el lunes a los tribunales de Retiro porque debía prestar declaración indagatoria ante otro tribunal, el Nº 5, en el juicio por los crímenes cometidos en aquel centro clandestino. Tenía permiso de los jueces para ir y volver “por sus propios medios”, acompañado de su “garante”, que es la esposa, con quien se lo ve caminar del brazo en las imágenes, vestida ella con jeans y una cartera rosa cruzada. El tribunal TOF5 resolvió ayer suspender provisoriamente la detención en su casa para garantizar su juzgamiento; el TOF6, que ya lo condenó el año pasado a 15 años de prisión como partícipe de la apropiación de hijos de desaparecidos, directamente le revocó el beneficio. Su nuevo lugar de alojamiento es una cárcel común, el penal de Marcos Paz.

Magnacco tiene tres condenas por su papel como obstetra en los partos clandestinos durante el terrorismo de Estado y actualmente es uno de los 67 acusados en el juicio sobre los crímenes cometidos en la ESMA. El lunes, después de negarse a declarar ante el TOF5, se fue como si nada caminando por la calle. Tomó Avenida del Libertador y entró al Patio Bullrich, donde deambuló un rato. La agrupación H.I.J.O.S. lo filmó, en todo su trayecto, que incluyó una parada en un almacén llamado El Nene y luego el camino hasta su casa en la calle Marcelo T. de Alvear, cerca del Palacio Pizzurno. “Señores jueces, ya hemos exigido que los genocidas con arresto domiciliario no tengan privilegios, son ustedes quienes deben controlar qué hace Magnacco y cualquier otro cuando no está en su casa; y particularmente este verdugo, que tiene probado por la Justicia que fue partícipe del terrorismo de Estado, no puede seguir gozando de un beneficio que no respeta”, reclamó públicamente H.I.J.O.S. Luego, la fiscalía, las querellas y la Secretaría de Derechos Humanos le reclamaron al tribunal de ESMA que revocara la detención.

Entre tanto, también decidió tomar cartas en el asunto de oficio la presidenta del TOF6, María Roqueta, que fue la que ordenó detenerlo y llevarlo a tribunales. Allí le exhibieron el video y le requirieron que explicara su paseo, en presencia de su defensa y también de los jueces Julio Panelo y Domingo Altieri. Lo mismo hicieron después los jueces del TOF5, Daniel Obligado, Adriana Paliotti y Leopoldo Bruglia. Magnacco exhibió su teoría de la falta de transporte y el calor, además de argumentar que había ido a comprar algo de comer porque, al consultarle a su esposa si había algo para el almuerzo, ella le dijo que no, porque pensó que estarían más tiempo en tribunales. El represor dijo que entendía que no había transgredido su régimen de detención. Sin embargo, cuando le preguntaron si hacía uso del único permiso que tenía, que era el de hacer caminatas en la terraza de su edificio, dijo que no “por miedo a quebrantar el beneficio de la detención domiciliaria”, que le concedió el Juzgado Federal Nº 9 hace un año, en el contexto de la causa en la que fue condenado por facilitar la apropiación de Evelin Bauer Pegoraro. Le dieron el beneficio por ser mayor de setenta años, algo que prevé la ley. En rigor, los jueces están facultados para evaluar en cada caso si otorgarla o no. Es una herramienta pensada para evitar detenciones en condiciones inhumanas, habilitada también cuando un preso no puede recibir en la cárcel el tratamiento médico que requiere. La norma, en su versión antigua (la que se aplica a Magnacco), preveía la designación de un “garante”, como un familiar, del cumplimiento del arresto domiciliario. Quienes deben vigilar el cumplimiento, de todos modos, son los jueces, que también pueden designar al Patronato de Liberados. Pero la custodia no está a cargo de fuerzas de seguridad. Algunos tribunales (como el TOF6) interpretan que cuando deben ser trasladados a tribunales puede llevarlos alguna de las fuerzas.

Magnacco ayer ya no pudo volver a su casa. El TOF5 decidió suspender en forma provisoria el arresto domiciliario “a fin de asegurar la continuidad del debate oral y público en el que aquél resulta imputado”, y ordenó mandarlo a la cárcel de Marcos Paz. El TOF6, que también recibió un pedido del fiscal Martín Niklison, redactó dos carillas donde dice que Magnacco “en modo alguno” podía “deambular por el interior de un centro comercial” o “ingresar a un comercio a adquirir mercadería”. “Las explicaciones brindadas por el imputado resultan absolutamente injustificadas”; “el alojamiento en su domicilio particular no es más que una modalidad de cumplimiento de esa detención”. “Vale recordar que el imputado Magnacco reconoció gozar de buena salud y es prueba de ello que efectuó una larga caminata”, dice la resolución del TOF6. Su conducta, dijeron los jueces, constituye “un quebrantamiento injustificado de las condiciones de cumplimiento de la detención domiciliaria”.

Magnacco, recuerdan en H.I.J.O.S, “es uno de los que saben dónde están esos hijos de desaparecidos que aún no conocen su identidad, pero sigue fiel a los pactos de silencio”.
UNA PIEZA CLAVE EN EL PLAN DE APROPIACION DE NIñOS
El médico partero de la ESMA

A mediados de 1977 comenzó a funcionar en la ESMA una sala de maternidad clandestina donde se forzó a parir a las embarazadas secuestradas por el Grupo de Tareas 3.3.2. En esa pieza nacieron, entre otros, Guillermo Pérez, nieto de la vicepresidente de Abuelas de Plaza de Mayo Rosa Roisinblit; Evelyn Karina Pegoraro, Victoria Donda y Juan Cabandié. Ellos llegaron al mundo en las manos del mismo obstetra, un oficial de la Armada llamado Jorge Luis Magnacco, a quien varios sobrevivientes le adjudicaron unos “ojos terribles”.

Magnacco se desempeñó como jefe del área de Ginecología del Hospital Naval entre marzo de 1975 y abril de 1979 y luego fue promovido a capitán de la Fragata ARA Libertad. Durante esos años estuvo a cargo de la maternidad clandestina de la ESMA. Devino un eje fundamental del plan sistemático de apropiación de menores, por el que fue condenado el año pasado a diez años de prisión. Sin embargo, cuando escuchó el fallo ya estaba rindiendo cuentas por otros secuestros y torturas que se produjeron en la ESMA.

En 2005 fue encontrado culpable de participar en la sustracción y apropiación de Guillermo, hijo de los desaparecidos Patricia Roisinblit y José Manuel Pérez Rojo, y nieto de Rosa Roisinblit. Cuatro años después, la Justicia lo consideró también responsable de la apropiación y el ocultamiento de la identidad de Evelyn, hija de los desaparecidos Susana Beatriz Pegoraro y Rubén Santiago Bauer. El juez Luis Rodríguez unificó en ese entonces las condenas y le dio 15 años. En ambos casos fueron claves los testimonios de las sobrevivientes Ana María Martí y Sara Solarz de Osatinsky, que recordaron frecuentes visitas a la sala de Jorge “Tigre” Acosta, Héctor Febres, Carlos Galián, pero que siempre estaba presente un “tipo alto, con ojos terribles”, al que llamaban “doctor Magnacco”.

lunes, 4 de febrero de 2013

H.I.J.O.S. denunció que Jorge Magnacco viola su detención domiciliaria




El represor que sale de paseo

El capitán de navío Magnacco, quien atendía partos en la ESMA, fue filmado mientras caminaba por Barrio Norte, visitaba un shopping y hacía compras. La agrupación H.I.J.O.S. reclamó que le sea revocado el beneficio de cumplir la prisión en su casa.

 Por Adriana Meyer

El represor Jorge Magnacco fue descubierto mientras paseaba por Barrio Norte, en ostentosa violación del arresto domiciliario del que goza por decisión judicial tras haber sido condenado por el plan sistemático de apropiación de menores, hijos de secuestrados y desaparecidos, durante la dictadura. La agrupación H.I.J.O.S. filmó a este médico que atendía los partos de mujeres en cautiverio de la ESMA mientras recorría tranquilo su barrio, visitaba un shopping y hacía las compras. “Se burla de todos, se burla de sus víctimas, los familiares, la Justicia y el pueblo entero que construyó este proceso histórico de Memoria, Verdad y Justicia”, expresó H.I.J.O.S. Magnacco está siendo juzgado en la megacausa ESMA y durante la audiencia de ayer, poco antes del paseíto, se había negado a prestar declaración indagatoria. La agrupación que lo filmó exigió a los “señores jueces” poner fin a estos “privilegios” para los represores sentenciados en los procesos por delitos de lesa humanidad, y en el caso particular de Magnacco, que le sea revocado el beneficio de cumplir la prisión en su casa porque “no podemos seguir cruzándonos con genocidas por las calles”.

La agrupación H.I.J.O.S. destacó que este genocida se pasea por Buenos Aires “como cualquier vecino, pero no lo es”. De hecho fue condenado en el juicio por el plan sistemático de robo de bebés y también por casos particulares de hijos de desaparecidos; y además de la causa ESMA, también está imputado en otro juicio por crímenes durante el terrorismo de Estado. “Magnacco cumple sus condenas con arresto domiciliario en su casa de Barrio Norte, pero no respeta las condiciones de la detención y usa la salida autorizada exclusivamente para ir al juicio para pasear por Patio Bullrich e ir de compras a la panadería”, señaló la entidad en un comunicado, y respaldó su denuncia con imágenes que pueden verse en http://youtu.be/wDR71U9yuKo

“Señores jueces, ya hemos exigido que los genocidas con arresto domiciliario no tengan privilegios, son ustedes quienes deben controlar qué hace Magnacco y cualquier otro cuando no está en su casa; y particularmente este verdugo, que tiene probado por la Justicia que fue partícipe del terrorismo de Estado, no puede seguir gozando de un beneficio que no respeta”, planteó H.I.J.O.S. y exigió que el Tribunal Oral y Federal Nº 5, integrado por los jueces Leopoldo Bruglia, Daniel Obligado y Adriana Paliotti, le revoque en forma inmediata la prisión domiciliaria y ordene su detención en una cárcel común.

El capitán de navío, médico retirado de la Armada, Jorge Luis Magnacco fue el primer represor escrachado por H.I.J.O.S. cuando aún permanecía impune, en 1996. Quien supo ser el obstetra de la ESMA trabajaba en el Hospital Militar y en el Sanatorio Mitre, de donde fue despedido por el efecto de la condena social. “Magnacco tiene las manos manchadas de sangre, la de los bebés nacidos en la ESMA durante el cautiverio de sus madres detenidas-desaparecidas en la última dictadura cívico-militar, y es uno de los que saben dónde están esos hijos que aún no conocen su identidad, pero sigue fiel a los pactos de silencio”, expresó H.I.J.O.S. Y concluyó que “los juicios a los culpables de delitos de lesa humanidad se complementan con la condena social, y hoy lo demostramos” porque “Magnacco no puede pasar desapercibido, su cara es conocida, los medios no la muestran a pesar de todas sus condenas y por eso la ponemos en evidencia, para que su casa sea su cárcel y su rostro, su condena social”.

Este represor y obstetra del Hospital Naval durante la dictadura intervino en decenas de casos de niños nacidos en el cautiverio de sus madres, y por eso lo sentenciaron en el proceso sobre el plan sistemático. Pero también fue condenado a diez años de prisión por la sustracción, retención y ocultación de Evelyn Karina Bauer Pegoraro, a cuya madre atendió en un parto que tuvo lugar en el centro clandestino que funcionó en la ESMA. El juez federal Luis Rodríguez unificó en 15 años la condena total a Magnacco, en base a otra pena anterior que se había impuesto al represor por delitos similares. La causa se había originado en una denuncia de Abuelas de Plaza de Mayo.