En la anteúltima audiencia del
año de la causa Esma declararon Carlos
García, sobreviviente y Diego Guelar, Syra Villlalayn y María Josefina Casado,
bajo la presidencia del juez Bruglia,
Carlos García, sobreviviente de
Esma, ya testimonió en el tramo anterior que fue secuestrado el 21 de octubre
de 1977 cuando salía de la casa de sus padres en Carapachay, en un operativo
cargado de autos Ford Falcon y una camioneta, personas con armas largas lo
interceptan, lo golpean y lo llevan a la Escuela de Mecánica de la Armada donde
permaneció hasta 1981. Se mantuvo en libertad vigilada hasta que pudo escaparse
a Estados Unidos, con su compañera, también
sobreviviente de la Esma, Miriam Lewin.
En esta declaración, aportó
precisiones sobre Juan Carlos Generoso, alías Fragote, hoy imputado en esta
causa, que era un penitenciario que hacía trabajo operativo en el centro
clandestino de detención, tortura y exterminio de la Esma. Uno de los operativos donde Fragote participó
fue en el secuestro del Sordo Sergio (De Gregorio) que fue traído desde Uruguay
junto a su compañera e hijos y Jaime Dry. En ese operativo estuvieron Coronel,
Fabres y Fragote.
También recordó al Negro Ricardo,
que es Edgardo Moyano, un prisionero secuestrado con su compañera embarazada
Elba Poblete, con quien los milicos tenían una especial saña en la tortura. “A Moyano lo picaneaban todos los
miércoles, y todos los miércoles lo destruyen. Lo destruyen y lo dejan tirado
en capucha.” El hijo de Moyano nace en
la maternidad de la Esma, se desconoce la fecha exacta.
También sindicó a “Pedro Bolita”,
Carlos Galián como uno de los que junto a “220” el genocida Weber, participó de
secuestro de Margari, donde fue llevado García engrillado, esposado y con
capucha para que presencie ese operativo.
También se refirió a la labor de
los médicos de la ESMA que participaban en los interrogatorios con el objetivo
de mantener vivos a los compañeros torturados para poder sacarles información.
Continuó la audiencia con la
declaración de Enrique Guelar, amigo
de Bettina Tarnopolsky que tenía 15 años cuando fue llevada a la ESMA y que a
día de hoy permanece desaparecida. La familia Tarnopolsky fue devastada y solo
uno de ellos sobrevivió porque no se encontraba en la casa cuando ocurrieron
los secuestros. Enrique dio cuenta que en la madrugada del 15 de julio de 1976
el grupo de tareas irrumpe en su casa y lo despierta con un arma en la sien. Lo
maniataron e interrogaron sobre Bettina y también sobre su hermana Diana Guelar
que la noche anterior se había ido del país porque habían secuestrado a Franca
Jarach, quien también pasó por la Esma y permanece desaparecida. Bettina
militaba en la UES, como Enrique pero en distintos espacios. El padre de
Guelar, abogado, se encontraba en la casa y pudo ver que la calle del barrio de
Recoleta estaba cerrado por dos Falcon y plagada de militares con armas.
También le manifestó que cerca de la una
de la mañana, Bettina toca el timbre diciendo que estaba en problemas, y luego
vio cómo se la llevaban en un auto.
Enrique y su familia debieron
exilarse porque todos fueron amenazados por el GT.
“Prometo por la memoria de mis hijos ser
completamente objetiva en mi declaración”
fueron las primeras palabras de Syra Villalayn, una leona luchadora de 90
años, con una entereza y claridad admirables luego de una vida de lucha y sin sabores que le dejó
la dictadura que no solo se llevó a Adriana Franconetti y su compañero, Jorge
Calvo, si no que previamente secuestró a sus hijos menores, desaparecidos en El
Atlético y ocasionó la muerte por tristeza de su marido, quien tuvo que
escuchar la tortura que sufría su hijo de 18 años en mano de los genocidas.
Adriana y Jorge estaban casados y eran padres de dos hijas de uno y dos años. Los dos tenían 27 años y eran novios desde el secundario que cursaban en el Nacional Buenos Aires. Los dos estaban inmersos en la problemática social que se vivía en ese momento, y militaban en montoneros. Jorge, como médico en el área de sanidad y Adriana hacía trabajos de alfabetización y ayuda escolar en villa: “Ellos siempre lucharon para que todos los habitantes de este país tuviéramos igualdad de oportunidades.” Jorge es uno de los desaparecidos del Hospital Ramos Mejía. Los secuestraron de un cine de la calle Cabildo y Olleros del barrio de Belgrano y fueron vistos en ESMA por varios sobrevivientes.
Adriana y Jorge estaban casados y eran padres de dos hijas de uno y dos años. Los dos tenían 27 años y eran novios desde el secundario que cursaban en el Nacional Buenos Aires. Los dos estaban inmersos en la problemática social que se vivía en ese momento, y militaban en montoneros. Jorge, como médico en el área de sanidad y Adriana hacía trabajos de alfabetización y ayuda escolar en villa: “Ellos siempre lucharon para que todos los habitantes de este país tuviéramos igualdad de oportunidades.” Jorge es uno de los desaparecidos del Hospital Ramos Mejía. Los secuestraron de un cine de la calle Cabildo y Olleros del barrio de Belgrano y fueron vistos en ESMA por varios sobrevivientes.
Con la experiencia previa que
contaba Syra en la búsqueda de sus hijos desaparecidos, procuró hacer el tipo
de gestiones que consideraba que podían dar un resultado y no desgastarse. Así
logró se publique la noticia en varios diarios, La Nacion, La Prensa, La Razón,
Clarín, de manera muy escueta, y nuevamente recurrió a Buenos Aires Herald que
ya había publicado la desaparición de sus hijos menores. Una de las cosas que
no volvió a hacer visitar a Graselli. “Otra
cosa que hice en el mes de marzo y no hice después fue ir acá enfrente, a la
capilla Stella Maris, donde estaba Monseñor Graselli que fue un personaje
siniestro. El aspecto de él ya era, tenía un aspecto desagradable, parecía un ofidio. Y estaba ahí para
sacarnos información. A mi me llegó a pedir directamente el nombre de los
amigos de mis hijos. Fui dos veces nomás. Cuando la segunda vez me pidió los
nombres ya me di cuenta por donde venía la cosa, me fui completamente
desesperada.” Syra explicó que Graselli
manejaba un fichero donde seguramente tenía los datos de los secuestrados.
Syra agradeció a los
sobrevivientes que tuvieron el coraje de dar sus testimonios y en gran parte
muchos dieron sus testimonios antes de la llegada de la democracia, que nos
mostraron la realidad de lo que estaba pasando. Los sobrevivientes, dijo, “son
los constructores de la justicia, aunque los juicios hayan llegado un poco
tarde.” “Pienso que era el fervor
militante de los sobrevivientes que en su momento los condujo al secuestro y
después les dio el coraje, le dio la fuerza para poder narrar todo lo que había
pasado y fueron al primera vez que uno recibía, tenía la certeza que estaba
escuchando verdades, porque durante toda la dictadura lo único que escuchamos
eran evasivas y mentiras.”
La jornada del día la cerró María Josefina Casado, hermana del
detenido- desaparecido Gaspar Onofre, “Quinto” para la familia y Manuel para
los compañeros.
María Josefina se enteró del
secuestro de Quinto cuando estaba detenida en el penal de Devoto en el 78, cuando
su padre, quien era su abogado fue a visitarla. También desaparecieron a
Adriana Tasca, la compañera de Quinto que estaba embarazada y fue vista en La
Cacha. Adriana tuvo al hijo de ambos,
quien estuvo apropiado durante 28 años.
La familia Casado también había
sido perseguida, porque ya en el 77 allanaron la casa familiar en Azul,
provincia de Buenos Aires en busca de Gaspar. Se sabe que lo secuestraron en la
zona de Constitución entre el 6 y 10 de diciembre de 1977 y fue visto en la
Esma. Gaspar Casado nunca supo qué pasó con su compañera. “Éramos 8,
militábamos 3. Yo estaba presa, mi hermana desapareció más o menos en el
mundial 78 embarazada, y a su hijo lo seguimos buscando.”
El hermano menor de Quinto se
suicidó años después. Se había acercado al SERPAJ en su carácter de
abogado. Las desapariciones marcan. “Es
como una herida que uno no sabe hasta dónde penetran en las generaciones
posteriores, como en mis hijos cuando yo estuve presa, como Sebastián apropiado
durante 28 años, o mi otro sobrino, apropiado todavía. No puede no haber
marcas”
Como dijo Syra la maquinaria
genocida se reprodujo por miles y miles, no se trata solo de los compañeros que
sufrieron la perversión de los centros clandestinos de detención, tortura y
exterminio, sino también “ Fue con 30000 familias
que sufrieron los más terrible que es puede pasar a un adulto, que es vivir la
muerte de un hijo.”http://apelabogados.blogspot.com.ar/2013/12/causa-esma-iii-cronica-del-23-de.html
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