Detenida-desaparecida en la ESMA, Dora Laura Seoane reclamó hoy a la Justicia la unificación de los juicios a fin de evitar "el dolor y sufrimiento" que causa a los testigos tener que revivir los tormentos a los que fueron sometidos durante su cautiverio.
Seoane, quien es esposa de Víctor Basterra, el obrero gráfico que pudo sacar de la ESMA fotografías de detenidos y represores que actuaron en el centro clandestino, reconoció a tres de sus secuestradores y torturadores.
Al declarar en el juicio oral que lleva adelante el Tribunal Oral Federal número 5, Seoane identificó a Adolfo Miguel Donda, Ricardo Cavallo y al oficial médico Carlos Capdevilla.
A propósito, aseguró que las fotografías que pudo sacar su marido de la ESMA reflejan la imagen de los represores "tal como se veían en aquella época".
Víctor Melchor Basterra ocultó durante su cautiverio copias fotográficas y valiosa documentación que recién pudo sacar de la ESMA cuando le permitieron visitar a su mujer, quien ya había sido liberada junto a su pequeña hija y permanecía en el domicilio de su hermano en La Plata.
Tanto las fotografías, que Basterra y su mujer ocultaron "en una bolsa en un compartimento de un placard, fueron entregados a la CONADEP antes del juicio a las Juntas militares, mientras que Seoane dio detalles acerca de lo que ocurría en la ESMA a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuando todavía su marido estaba en cautiverio.
El matrimonio y la beba de dos meses, fueron secuestrados el 10 de agosto de 1979, durante un operativo llevado a cabo en su domicilio de Valentín Alsina.
De ese procedimiento participaron Donda, Capdevilla, Juan Carlos Rolón, Fernando Peyón (quien no figura en este juicio), mientras que en las cercanías los aguardaba "un Ford Falcon celeste, conducido por Ricardo Cavallo, alias Marcelo".
Una vez trasladada a la ESMA fue torturada con picana eléctrica y alojada en el sitio conocido como "Capucha", donde se encontraban otros detenidos, entre ellos María Elsa Guerreiro de Villaflor, Josefina Villaflor y otros militantes del Peronismo de Base, del que formaban parte.
Todos ellos están desaparecidos y durante el juicio varios testigos confirmaron que habrían sido arrojados al mar en los llamados "Vuelos de la muerte".
Por otra parte, confirmó que su marido permaneció en la ESMA hasta 1984, con salidas periódicas, en tanto recibían en La Plata la visita del refecto Jorge Manuel Diaz Smith, hasta que ambos resolvieron viajar a Neuquén donde tenían familiares.
Al término de su declaración, y tener la oportunidad de decir las últimas palabras de su testimonio Seoane reclamó la unificación de las causas ya que "cada vez que tenemos que venir a declarar nos provoca mucho dolor y mucha angustia" al revivir hechos que "están siempre presente".
De todos modos, reivindicó la existencia de los juicios "porque todo esto sirve para la democracia", en tanto reclamó el esclarecimiento de la desaparición del testigo Jorge Julio López y del asesinato de Silvia Suppo en Santa Fe, quien también era sobreviviente de la dictadura.
Seoane, quien es esposa de Víctor Basterra, el obrero gráfico que pudo sacar de la ESMA fotografías de detenidos y represores que actuaron en el centro clandestino, reconoció a tres de sus secuestradores y torturadores.
Al declarar en el juicio oral que lleva adelante el Tribunal Oral Federal número 5, Seoane identificó a Adolfo Miguel Donda, Ricardo Cavallo y al oficial médico Carlos Capdevilla.
A propósito, aseguró que las fotografías que pudo sacar su marido de la ESMA reflejan la imagen de los represores "tal como se veían en aquella época".
Víctor Melchor Basterra ocultó durante su cautiverio copias fotográficas y valiosa documentación que recién pudo sacar de la ESMA cuando le permitieron visitar a su mujer, quien ya había sido liberada junto a su pequeña hija y permanecía en el domicilio de su hermano en La Plata.
Tanto las fotografías, que Basterra y su mujer ocultaron "en una bolsa en un compartimento de un placard, fueron entregados a la CONADEP antes del juicio a las Juntas militares, mientras que Seoane dio detalles acerca de lo que ocurría en la ESMA a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuando todavía su marido estaba en cautiverio.
El matrimonio y la beba de dos meses, fueron secuestrados el 10 de agosto de 1979, durante un operativo llevado a cabo en su domicilio de Valentín Alsina.
De ese procedimiento participaron Donda, Capdevilla, Juan Carlos Rolón, Fernando Peyón (quien no figura en este juicio), mientras que en las cercanías los aguardaba "un Ford Falcon celeste, conducido por Ricardo Cavallo, alias Marcelo".
Una vez trasladada a la ESMA fue torturada con picana eléctrica y alojada en el sitio conocido como "Capucha", donde se encontraban otros detenidos, entre ellos María Elsa Guerreiro de Villaflor, Josefina Villaflor y otros militantes del Peronismo de Base, del que formaban parte.
Todos ellos están desaparecidos y durante el juicio varios testigos confirmaron que habrían sido arrojados al mar en los llamados "Vuelos de la muerte".
Por otra parte, confirmó que su marido permaneció en la ESMA hasta 1984, con salidas periódicas, en tanto recibían en La Plata la visita del refecto Jorge Manuel Diaz Smith, hasta que ambos resolvieron viajar a Neuquén donde tenían familiares.
Al término de su declaración, y tener la oportunidad de decir las últimas palabras de su testimonio Seoane reclamó la unificación de las causas ya que "cada vez que tenemos que venir a declarar nos provoca mucho dolor y mucha angustia" al revivir hechos que "están siempre presente".
De todos modos, reivindicó la existencia de los juicios "porque todo esto sirve para la democracia", en tanto reclamó el esclarecimiento de la desaparición del testigo Jorge Julio López y del asesinato de Silvia Suppo en Santa Fe, quien también era sobreviviente de la dictadura.
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