viernes, 27 de noviembre de 2015

Inés Ollero, según la CIDH, un caso paradigmático del accionar de ESMA

Inés Ollero, "el ave más bella de nuestra patria"

La historia de la militante de la Federación Juvenil Comunista que fue desaparecida en la ESMA y que conformó el expediente de habeas corpus que más prosperó durante la última dictadura cívico militar. Hoy, su caso fue expuesto en un nuevo tramo del alegato de la Fiscalía.

Inés Ollero vio venir el 187 y le hizo señas. Llevaba un largo día encima y todavía le quedaba el viaje de vuelta a casa. El interno 13 de la empresa General Mitre se acercó al cordón y frenó en la parada de la estación Lacroze. Inés subió y se acomodó por el fondo. Algunas paradas después, varios obreros de la empresa Grafa subieron al mismo micro. La siguiente parada, en avenida Constituyentes al 5800, fue una pinza del Grupo de Tareas 3.3.2, que operaba en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). El reloj marcaba las 22:30 cuando el colectivo y todos los pasajeros fueron llevados a la Comisaría 49 de la Policía Federal. Horas después el mismo colectivo dejaba a cada pasajero en la puerta de su casa. Menos a Inés. De ella poco se supo desde esa noche de julio de 1977.

Inés no llegó a casa esa noche. César Ollero, su padre, reaccionó rápido y empezó la búsqueda. Por un lado presentó un habeas corpus que le fue rechazado sin más. Pero además, empezó a buscar al chofer y los pasajeros del colectivo. Con esos datos y el apoyo del abogado Jaime Nuguer presentó un segundo habeas corpus. Y, entonces, comenzó un camino judicial que hoy es prueba irrefutable del accionar de la Marina en el terrorismo de Estado.

“El expediente iniciado por el abogado Nuger, empezaba a concentrar pruebas como ningún otro expediente lo hizo durante la dictadura”, expresó la fiscal Mercedes Soiza Reilly en el tramo de su alegato en el que expuso en una nueva audiencia del juicio por la mega causa “ESMA unificada”. La desaparición de Inés es uno de los 789 hechos que se juzgan y por los que deben responder 56 imputados.

“Un habeas corpus en dictadura”
La práctica habitual durante la última dictadura era cerrar o cajonear los habeas corpus sin siquiera pedir informes sobre las detenciones de los desaparecidos. En el caso Ollero, Nuguer explicó que por una serie de factores, entre los que estuvo la suerte, la investigación avanzó mucho. “Quizás avanzó más que otros habeas corpus, pero no fue el único”, contó y agregó: “Si nos guiamos por los fallos de la Corte, este es el primer caso en el que hay un fallo en dictadura. Lo mismo con los pronunciamientos de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, este es el primer caso de los cinco o seis en los que condenó formalmente al Gobierno de Argentina. Fue el primero y el más extenso”.  

El recorrido judicial de ese habeas corpus fue narrado y documentado por el propio Nuger en su libro Un habeas corpus en dictadura, editado por Lenguaje Claro, en marzo del año pasado. Ese texto que fue valorado por la Fiscalía en el análisis y armado del caso. “El caso de Inés –la forma en la que está ordenada la investigación en el libro permite una lectura ordenada de los expedientes– le sirvió a la fiscal para evaluar que traduce en documentos judiciales cómo era el accionar de ocultamiento que practicaba la ESMA aún en un caso como en el que era evidente que habían participado activamente en la desaparición”, contó Nuguer. 

El caso de Inés “tenía elementos de prueba accesibles según las posibilidades de la época”, resaltó el abogado y destacó el papel del papá de Inés en esas primeras horas después de la desaparición. “Descubrió en las primeras horas del secuestro cómo fueron los hechos. Pudo tomar contacto con el chofer del colectivo, con algunos pasajeros. Fue a la comisaría, armó un escándalo”, contó el abogado. A mediados de agosto, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH) le consultó  a Nuguer si podía presentar el habeas corpus por la desaparición de Inés. Su papá ya había hecho el primer intento, pero había sido rechazado.

“Nos encontramos y preparamos un habeas corpus más desarrollado. Tuvimos la suerte de que en el sorteo nos tocara el juez  Zaffaroni, a quien por entonces no conocíamos, era un juez de primera instancia en lo Penal. Con el correr de los días nos fuimos dando cuenta de que iba dándole impulso a la investigación. Después se cerró y logramos reabrirla cuatro veces”, relató el abogado, que también era militante de la Juventud Comunista al igual que su hermano Hernán, aún desaparecido.

La Corte, la Comisión y la Causa 13

El expediente por la desaparición de Inés llegó a la Corte Suprema de Justicia en plena dictadura. Hasta ese momento, el máximo organismo judicial nunca había fallado en casos de habeas corpus. El 25 de abril de 1978, fue la primera vez. Y Jaime Nuguer se enteró leyendo el matutino La Nación en un taxi. El caso de Inés sentaba un precedente judicial y alcanzaba las páginas de los diarios en plena dictadura. Ese fallo decía que había que profundizar la investigación según lo pedido en el habeas corpus. “A partir de entonces,  avanzamos en dirección a demostrar que el jefe de la ESMA, Rubén Jacinto Chamorro obstruía todo el tiempo la investigación”, recordó Nuguer que resaltó la labor de los fiscales que actuaron en la causa. “En general, fueron favoreciendo las medidas de investigación. Salvo el procurador, Elías Guastavino que específicamente había dicho que se tenía que cerrar el habeas corpus”.

Los avances logrados en la investigación se fueron agotando hacia 1979. Entonces, la denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos fue la opción para no dejarla caer. Nuguer y Ollero fueron por ese camino y en abril de 1980, en el informe publicado por la CIDH se consideró el caso como “paradigmático”. Ya en 1982, el organismo condenó a la Argentina por Inés. En el dictamen dejaron explicitado que “Existen pruebas suficientes de que la señorita Ollero fue detenida ilegalmente el 19 de julio de 1977 en un operativo realizado por la ESMA”. Además se recomendó a la dictadura que se tomen las medidas necesarias para establecer el paradero, que se realice una investigación completa e imparcial para hallar a los culpables para que sean sancionados, y se daba un plazo de 30 días para realizar un informe a la Comisión sobre los avances.

Años después, ya en democracia, el expediente fue tomado entre los casos emblemáticos de desapariciones de personas que fueron juzgados en la Causa 13, en el llamado “Juicio a las Juntas”.
Inés, el ave más hermosa

Inés tenía 22 años, estudiaba tercer año de  Biología en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Militaba en la Federación Juvenil Comunista, en el barrio de Almagro. La noche de su secuestro salía de una reunión de militancia. En el colectivo, los represores de la Marina dijeron haber encontrado “panfletos partidarios subversivos”. Nuguer contó a Infojus Noticias que ellos estiman que eran prensas del Partico Comunista. Sobre esto se interrogó a los pasajeros. Inés fue la única que quedó detenida de manera ilegal y fue trasladada a la ESMA. Ahí, corrió la suerte de la mayoría de los detenidos desaparecidos: vejaciones, torturas, hasta el día que fue “trasladada”. Aún está desaparecida.

“Inés estudiaba y trabajaba. Tenía la decisión y la voluntad de ser protagonista de su tiempo. Militaba en la Juventud Comunista. Provenía de una familia de trabajadores que compartían sus elecciones. Cuando el terrorismo de Estado la secuestró su padre, como muchos otros padres, salió a enfrentarse con ese enemigo con mucha valentía al punto que  no  dudó en ingresar a altas horas de la noche a la ESMA a entrevistarse con el almirante Chamorro su director. Estaba convencido que Inés estaba ahí. Y después se demostró que era cierto por el testimonio de una sobreviviente”, recordó Graciela Rosenblum, miembro de la LADH, que mantuvo contacto permanente con el padre de Inés durante su búsqueda.

Graciela contó  que el poeta José Murillo escribió más de un verso para Inés: “Hay una estrella que los estudiantes de la universidad de La Plata le pusieron el nombre de Ana Diego. Debería haber un ave, la más bella de nuestra patria, que lleve el nombre de Inés Ollero”.
“Lo más importante es que el vuelo de Inés no ha terminado. Su caso es parte de este  juicio en el que una parte de sus verdugos serán condenados; Cuando ya nadie se acuerde ni de Videla, ni de  Massera, ni de  Chamorro o como se llamen los genocidas, los nombres y los rostros  de nuestros compañeros habitaran en la camiseta de algun chico, en nuestras plazas y calles,  cuando miremos las estrellas o veamos volar el ave más hermoso”,  concluyó Graciela.

sábado, 14 de noviembre de 2015

CAUSA ESMA

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Luego de 5 años de instrucción de la causa con más pruebas del país:

· de los centenares de responsables: 1 asesinado, 4 muertos, 49 procesados,

· de los casi 59.000 delitos comprobados, procesamientos por menos de 16.000.

JUICIO A TODOS LOS GENOCIDAS. CONDENA POR TODOS LOS COMPAÑEROS

Víctimas

La tabla que se entregó al juez Torres, elaborada por la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos, recopila el nombre de 696 compañeros que fueron secuestrados y llevados a la ESMA entre el 26/3/76 y el 18/12/82. En el escrito que la acompaña se agregan otras 20 personas que fueron asesinadas por el Grupo de Tareas fuera de la ESMA y 3 que estuvieron secuestradas allí unos días antes del 24 de marzo de 1976. La información surge de los testimonios que están en la causa brindados por sobrevivientes ante distintos organismos e instancias judiciales. Somos conscientes que este listado no solo no es exhaustivo sino que representa una ínfima proporción del total de víctimas que estuvieron secuestradas en la ESMA, alrededor de 5000 según lo indican numerosos testimonios.

De los 695 compañeros listados en la tabla, 349 se encuentran desaparecidos (50%), 273 liberados (39%), 36 permanecieron en cautiverio y luego fueron asesinados (5%), y de 13 se desconoce el destino (2%); 6 niños fueron secuestrados y posteriormente recuperados por sus familias y 19 nacieron en cautiverio. De estos últimos 7 fueron entregados a su familia o liberados con sus madres, 8 estuvieron apropiados y recuperaron su identidad muchos años más tarde y 4 continúan desaparecidos.

Además, se identifica a 159 víctimas que no están incluidas en el requerimiento que en su momento hizo el fiscal Taiano por lo que por ellas, no hay todavía ningún procesamiento.

Represores

En la tabla se sintetiza la situación procesal de 49 represores, únicos que al día de la fecha se encuentran procesados en alguno de los 10 tramos en los que se ha subdividido la causa ESMA: Donda, Testimonios A, Iglesia Santa Cruz, Walsh, Hechos 1976, Hechos 1977/1978, Hechos 1978 en adelante, Cavallo, Olivera y Otros y Bienes. Se han tomado en cuenta solo los delitos de privación ilegítima de la libertad y tormentos ya que los homicidios están contemplados en el escrito y el juez no ha considerado ningún otro como, por ejemplo, reducción a servidumbre. Solo por estos dos delitos y teniendo en cuenta el período de desempeño en la ESMA de cada uno de los procesados, las imputaciones totales deberían ser por 56.590 hechos. Sin embargo, luego de 5 años de instrucción se dictó procesamiento sólo por 15.717 de estos hechos, es decir, por solo el 28% del total.

Más increíble aún, hay 13 víctimas que sí figuran en el requerimiento fiscal y sin embargo ninguno de los 49 represores ha sido procesado por ninguno de los delitos cometidos contra ellas. Por ejemplo, incomprensiblemente el Juez Sergio Torres aún no ha procesado a nadie por el secuestro y posterior desaparición de Dagmar Hagelin, hecho ampliamente documentado desde los inicios de la causa ESMA, en el año 1985.

También es notable el caso del represor Ricardo Miguel Cavallo que ha sido procesado por Torres por el secuestro de 290 víctimas; por tormentos a 134 (distintas de las anteriores) y por ambos delitos cometidos contra otras 4. Obsérvese que Torres supone que Cavallo puede ser responsable de los tormentos pero no del secuestro de una persona (o viceversa). De cualquier manera, la suma de víctimas por las que lo procesó es de 428. En España, el Juez Garzón, contando con menor o igual información, lo procesó por 667, es decir, por 239 víctimas más.

La tabla que se adjunta es idéntica a la entregada al juez salvo que se ha preservado la identidad de los sobrevivientes. El escrito presentado está a disposición de quienes lo soliciten.

PEDIDO DE DETENCION PARA 21 REPRESORES DE LA ARMADA ARGENTINA Una vez más recae en manos de sobrevivientes, víctimas, querellantes y organizaciones de Derechos Humanos la responsabilidad no asumida por el Estado Argentino de reconocer, identificar y localizar a los genocidas que participaron en el plan de exterminio implementado desde la Escuela de Mecánica de la Armada. En esta oportunidad, por primera vez, se logró la identificación de Oficiales de la Marina largamente buscados y solo conocidos por sus apodos o nombres de guerra.

El tenebroso "Gordo Tomás" dejó de ocultarse en el anonimato y hoy se conoce su plena identidad: Rodolfo Oscar Cionchi.

Desde Vice Almirantes y Capitanes de Navío a simples Cabos Segundos y hasta un civil salen a la luz en esta denuncia producto de largas investigaciones en algunos casos y de los quiebres y confesiones de los propios imputados en otros.

Falta solo detenerlos, indagarlos y llevarlos a juicio. Sin embargo esta denuncia lleva ya 10 días en el juzgado y nada de eso ha sucedido.

Queda demostrada nuevamente la importancia y la participación de Justicia YA! en el desarrollo de los juicios contra la impunidad haciendo posible el avance de los mismos en el correcto sentido de juzgar a TODOS los represores por TODOS nuestros compañeros.

Nómina de los 21 represores: Omar Eyzaguirre, Carlos Alberto Durich, Carlos María Castellvi (Lucas) Hugo Hector Siffredi (Pancho), Oscar García, Luciano Becerra, Guillermo Horacio Pazos, Tomás Aquiles Reydo (Roberto), Carlos Alberto Piccone (Germán), Rodolfo Oscar Cionchi (Gordo Tomás), Luis María Ferrari (Maximiliano), Pedro Carlos Florido (Carlitos), Jorge Alberto González (Rodolfo), Marco Aurelio Benítez (Orlando), Jorge Luis Guarrochena (Raúl), Francisco Armando Di Paola (El Chino), Juan Arturo Alomar (Ariel - Arielito), Daniel Emilio Bullo (César), Roberto Luis Alemanno (Víctor), Héctor Américo Cesari (Tano), Carlos Alberto Bengoechea (Vasco).

JUSTICIA YA! en Buenos Aires.

Espacio abierto de coordinación de estrategias jurídico-políticas para impulsar las causas contra los genocidas integrado por: Asociación Anahí; Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos; Abogados Laboralistas de Izquierda (ALI); Asociación de Profesionales en Lucha (APEL); Centro de Abogados por los Derechos Humanos (CADHU); Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH); Comisión de Homenaje a los Desaparecidos y Mártires Populares; Comité de Acción Jurídica (CAJ); Comité de Defensa de la Etica, la Salud y los Derechos Humanos (CODESEDH); Comisión de DDHH de Uruguayos en Argentina; Comisión de DDHH del Partido Comunista; Comisión por los DDHH de Trenque Lauquen; Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI); Fundación Investigación y Defensa Legal Argentina (FIDELA); H.I.J.O.S. Regional Oeste; Instituto de Relaciones Ecuménicas; Liberpueblo; Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH); Vecinos de San Cristóbal contra la Impunidad. En en el exterior : Casapueblos; Campaña de apoyo a los juicios contra los genocidas

viernes, 6 de noviembre de 2015

“Il Capuchino”: la historieta que cruzó los muros de la ESMA

El arte de “la catequista”, como la llamaban sus compañeros de cautiverio
Fue sacada por sobrevivientes. Allí Leila Bicocca habla de su cautiverio y del de sus compañeros. Los originales de esos dibujos están en expediente que llegó a juicio oral, donde se juzgan 789 hechos y tiene 56 acusados entre los que están Alfredo Astiz y Jorge “El Tigre” Acosta.
  • Reproducciones de dibujos de Leila Bicocca
  • Reproducciones de dibujos de Leila Bicocca
  • Reproducciones de dibujos de Leila Bicocca

Por: Juan Carrá
El trazo simple delinea un hombre hecho de palotes. En una de las viñetas estira los brazos con dedos de esqueleto y muestra el grillete que lo tiene cautivo. En otros le falta un pie o la pierna entera. También, el esqueleto de palotes, aparece metido en una tumba con cruz. Frases de El Principito, de El Martín Fierro y otras como “Amigo es aquel con quien se puede pensar en voz alta”, acompañan los dibujos. Así se ve el único ejemplar de “Il Capuchino”, la historieta hecha en la Escuela de Mecánica de la Armada por Lelia Bicocca hoy aún desaparecida. Diez páginas que salieron del centro de exterminio en manos de sobrevivientes. Diez páginas –a las que Infojus Noticias tuvo acceso– que hablan, que gritan, una historia de resistencia. Diez páginas que forman parte del expediente de la Causa ESMA unificada y que ayer fueron expuestas por la fiscal Mercedes Soiza Reilly en la continuidad de su alegato como una prueba irrefutable del paso de Lelia por las mazmorras de la Armada.
En la primera página de Il Capuchino, Lelia presenta su editorial. Dice que la edición es de “grilletes unidos” y que los autores son “esposas varias”. La impresión hecha en los “Talleres gráficos: Cucha-cucha”. También deja la marca de temporalidad que necesita toda edición: “Se terminó de imprimir un día a la tarde, temperatura primaveral, olores varios. Luz artificial del año 1977”. Y basta con leer estos breves textos para encontrar el mensaje que trascendió los muros: Lelia habla de su cautiverio, del de sus compañeros. De lo que les tocó vivir dentro de la ESMA. Incluso desde su título alude al sector “Capucha” lugar donde eran retenidos los detenidos desaparecidos. En una de las viñetas al esqueleto le falta un pie. Gotea sangre de la extremidad incompleta. Abajo la letra de Lelia dice: “perrito lindo ¿no?”. 
El próximo lunes seguirá alegando en el juicio conocido como “Causa Esma unificada”, a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5 de la Capital iniciado en marzo de 2013. En él se ventilan 789 hechos y tiene 56 acusados entre los que están Alfredo Astiz y Jorge “El Tigre” Acosta. En el proceso se unificaron diferentes tramos de la megacausa ESMA, identificados con los números de causa 1282, 1349, 1415, 1492, 1510, 1545, 1668, 1689 y 1714, en los que se investigan el período del año 1976 en adelante y la investigación denominada “Vuelos de la muerte”.
Paloma mensajera
Poco y nada sabía Jorge Bicocca de su hermana. De nada habían servido las cartas y las visitas a cuarteles. Lilia era una más de los miles que habitaban ese lugar incierto que el terrorismo de Estado había fundado como mecanismo de aniquilamiento: Lilia era una desaparecida. Pero él no bajó los brazos. Siguió buscando y supo que un matrimonio sobreviviente de la ESMA había hablado de ella. Ese mismo matrimonio era el que, por medio de una amiga, le hizo llegar a Jorge una paloma hecha con miga de pan con el mensaje de que Lelia la había hecho durante su cautiverio en la ESMA
Il Capuchino y la paloma no fue lo único de Lelia que traspuso los muros de la ESMA. Una muñeca de trapo salió en brazos de la sobreviviente Beatriz Mercedes Luna. Ella y su compañero de entonces, Ricardo Antonio Camuñas, fueron los que atesoraron esos fragmentos de memoria.
En noviembre del año pasado, en una video-conferencia que unió Londres con los tribunales de Comodoro Py, Beatriz contó su cautiverio y habló de Lelia: “Me trasladaron a la zona de mujeres. me hicieron acostar en el suelo, creo que había una pequeña colchoneta, estaba en unos compartimentos que en la jerga se llamaban ´cuchas´”, contó Beatriz y la referencia a los “talleres gráficos cucha-cucha”, que Lelia marcó en Il Capuchino se hace notable.  La sobreviviente contó que a su lado había una mujer a quien llamaban internamente ´Haydée´. “Ella me contó que su verdadero nombre era Lelia Bicocca”, dijo.
También contó que Lelia fue la persona con la que más habló durante sus diez días de cautiverio.  “Era una persona espectacular, un ser humano íntegro, que inmediatamente me adoptó, me cuidó. Yo tenía 22 años, pero representaba físicamente mucho menos. Ella fue para mí de una condición humana única, tenía una actitud de protección todo el tiempo, me explicaba cada una de las cosas que sucedían ahí adentro”, relató y confirmó además que antes de estar en la ESMA, Lelia había pasado por Campo de Mayo".
Letras y arte
Lelia tenía 44 años cuando se la llevaron de la casa de Calle 56  N 5817 en San Martín. Ahí vivía con su padre. La madrugada del 31 de mayo de 1977 un Grupo de Tareas era del Ejército, que tenía entre sus filas a miembros de la Brigada Zona Centro de la Policía, entró a la casa sin orden y con violencia. La buscaban a ella. Su militancia en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) la había convertido en blanco para el terrorismo de Estado. También su labor pastoral como catequista de la Asociación de Jóvenes Cristianos de San Martín. Lelia estaba cerca de la gente. Y eso para la dictadura cívico militar era peligroso.
Jorge declaró en el juicio que los miembros del GT subieron las escaleras de la casa diciendo que iban a “detener a Lelia Bicocca, que no le iba a pasar nada, que iba a estar en averiguación de antecedentes y que luego la iban a devolver a su domicilio”. Jorge vivía a dos cuadras de ahí, su padre fue a buscarlo apenas la patota salió con Lelia secuestrada. “Fuimos a la Regional de San Martín, había como veinte vehículos que habían sido utilizados para un operativo, porque esa noche se llevaron un montón de gente de San Martín. Al día siguiente empezamos a buscar el paradero de mi hermana”, relató Jorge ante el Tribunal que juzga el caso de la desaparición forzada de su hermana.
Lelia era dueña de una librería en la zona de la estación Tropezón del Ferrocarril Urquiza, ahí, en el límite de los partidos de San Martín y Tres de Febrero trabajaba cada día. A Lelia le gustaban los libros, el arte. Y eso sobrevivió a la barbarie. Su letra, su arte.
JC/PW