Ana NMaría Grimaldos, la esposa del marino Jorge Vildoza, estuvo prófuga 24 años. La apropiadora, presa y procesada
La jueza Servini de Cubría confirmó la prisión preventiva de la mujer de uno de los ex jefes de la ESMA. Están acusados de la apropiación del hijo de Cecilia Viñas, detenida desaparecida. Ella dijo que Vildoza murió, pero no hay ninguna certificación oficial.
Por Alejandra Dandan y Nora Veiras
Ella estuvo prófuga durante veinticuatro años y quienes siguen la causa están convencidos de que lo hizo porque estaba adoctrinada para hacerlo. Es Ana María Grimaldos, la esposa de Jorge Vildoza, uno de los jefes de la Escuela de Mecánica de la Armada. La jueza María Servini de Cubría acaba de procesarla por la apropiación de Javier Penino Viñas, el hijo de Cecilia Viñas y Hugo Penino nacido durante el cautiverio de su madre en el centro clandestino de la Marina. Grimaldos permanecerá en la cárcel de Ezeiza, aunque por sus 76 años los abogados intentan un arresto domiciliario que el juzgado aún no resolvió. Lo que ahora queda pendiente es la pregunta sobre dónde está el propio Vildoza. Su mujer asegura que es “viuda”, pero no aportó ningún papel que lo respalde. El juzgado allanó dependencias de las Fuerzas Armadas y encontró, en cambio, que no hay papeles que indiquen que está muerto. La pensión que ella siguió cobrando durante todo este tiempo a través de su hijo –aun como prófuga– corresponde a la de quienes tienen maridos dados de baja pero siguen con vida. Por todo esto, en el juzgado lo “buscan como si estuviera con vida”. A Grimaldos la detuvieron la primera semana de julio mientras estaba a punto de viajar para conocer al segundo hijo de Javier, el hijo de Cecilia Viñas, que aún mantiene contacto con sus apropiadores. Se sabe que mientras estaba prófuga, ella y Vildoza entraron y salieron del país durante dos décadas con identidades falsas. Frente a Servini, la mujer se negó a declarar. Poco después presentó un escrito en el que dice haber desconocido el origen del niño. Y asegura ser “viuda”, un dato que para los familiares de Cecilia intenta frenar la búsqueda de Vildoza y que el juzgado empezó a investigar porque, a su vez, la mujer cobró (y cobra) una pensión de la Armada a través del Instituto de Ayuda Financiera (IAF),
“La mujer no dijo ni cuándo murió, ni dónde fue, ni dónde vivía”, dice una fuente del juzgado. “Dice ser viuda, pero nunca trajeron nada que demuestre que haya fallecido este hombre, ni un certificado de defunción, ni dónde murió si es que estaba afuera del país, así que a él lo seguimos buscando como si estuviera con vida.”
Los datos que alientan la hipótesis de la sobrevida se encontraron en la serie de allanamientos que el juzgado hizo en el Edificio Libertad y en el Instituto de Ayuda Financiera para Pagos de Retiros y Pensiones militares (IAF), entre otros lugares. En ninguno apareció un solo documento sobre la muerte de Vildoza. Y, en cambio, del IAF se obtuvo una hipótesis que puede indicar lo contrario.
A Vildoza le dieron la “baja” de la Marina por rebeldía a partir de la resolución número 305/87, conforme a la sentencia judicial dictada en la causa ESMA, de marzo de 1987. A partir de ese momento por el reglamento militar, la fuerza empezó a pagarle los haberes a su mujer como suele suceder con el resto de los casos, un derecho constitucional que no puede ser eximido –dice una de las fuentes– aunque exista una causa como los crímenes de lesa humanidad. La resolución contempló además la existencia de un menor de edad en la familia, que era Javier Penino Viñas. Y un dato que surgió de la investigación del juzgado es que el cobro de la pensión se hizo a través de uno de los dos hijos biológicos de Vildoza: Jorge Ernesto Vildoza, que según los datos de la Armada, fue personal civil de Inteligencia de la Armada (PCI) entre 1980 y 1988.
De acuerdo con fuentes de esa fuerza, hay un modo de saber si el IAF le pagó a Grimaldos en condición de esposa de un militar dado de “baja” o como “viuda”. Estos son los datos que a su vez observó el juzgado. Allí indican que después de una “baja”, el familiar que recibe la pensión obtiene el 80 por ciento del sueldo. Si, en cambio, la familia declara la muerte, el ingreso se reduce al 70 por ciento de ese 80 por ciento. Eso es lo que no habría hecho la familia porque siguió cobrando los haberes sin reducción.
La historia de Cecilia Viñas es una de las más recordadas. Permaneció con vida y en un lugar de cautiverio en democracia, desde donde hizo ocho llamados a su familia. Entre otros centros clandestinos pasó por la Base Naval de Buzos Tácticos de Mar del Plata. En el marco de esa causa, se investiga en este momento a Roberto Pertusio, jefe de Submarinos de la base, quien con su mujer aparecen como padrinos de Javier. De confirmarse ese dato, el rol permitiría abrir una pregunta aún no resuelta sobre la relación del marino con la entrega del niño. Pertusio a su vez pone de manifiesto la intrincada trama de solidaridad de los marinos. En 2008 figuraba como consejero del jefe de la Armada Jorge Godoy en el Centro de Estudios Estratégicos, mientras ya estaba con arresto domiciliario desde hacía dos años por los crímenes de la dictadura. Luego de la denuncia de este diario, la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré, dio la orden para que lo saquen. Pertusio fue condenado por la represión ilegal en la Base Naval marplatense.
Vildoza padre, en tanto, además de en la ESMA, estuvo destinado en Londres como ayudante de la Agregaduría Naval de la embajada argentina, entre 1979 y 1981. La Armada dice que intentó nombrarlo en el ’78, pero por los antecedentes no pudieron hacerlo. En 1997 quedó incluido en la lista de veteranos de Malvinas, por lo que le correspondía una pensión militar que como estaba prófugo nunca se presentó a cobrar.
Grimaldos fue procesada por sustracción, ocultación y retención de Javier y falsificación de documento público. Con Vildoza tuvieron solo dos hijos, un varón Jorge Ernesto, y una mujer. El otro Vildoza, llamado Angel Gustavo, que es oficial de la Armada, no tiene filiación con el represor.
La jueza Servini de Cubría confirmó la prisión preventiva de la mujer de uno de los ex jefes de la ESMA. Están acusados de la apropiación del hijo de Cecilia Viñas, detenida desaparecida. Ella dijo que Vildoza murió, pero no hay ninguna certificación oficial.
Por Alejandra Dandan y Nora Veiras
Ella estuvo prófuga durante veinticuatro años y quienes siguen la causa están convencidos de que lo hizo porque estaba adoctrinada para hacerlo. Es Ana María Grimaldos, la esposa de Jorge Vildoza, uno de los jefes de la Escuela de Mecánica de la Armada. La jueza María Servini de Cubría acaba de procesarla por la apropiación de Javier Penino Viñas, el hijo de Cecilia Viñas y Hugo Penino nacido durante el cautiverio de su madre en el centro clandestino de la Marina. Grimaldos permanecerá en la cárcel de Ezeiza, aunque por sus 76 años los abogados intentan un arresto domiciliario que el juzgado aún no resolvió. Lo que ahora queda pendiente es la pregunta sobre dónde está el propio Vildoza. Su mujer asegura que es “viuda”, pero no aportó ningún papel que lo respalde. El juzgado allanó dependencias de las Fuerzas Armadas y encontró, en cambio, que no hay papeles que indiquen que está muerto. La pensión que ella siguió cobrando durante todo este tiempo a través de su hijo –aun como prófuga– corresponde a la de quienes tienen maridos dados de baja pero siguen con vida. Por todo esto, en el juzgado lo “buscan como si estuviera con vida”. A Grimaldos la detuvieron la primera semana de julio mientras estaba a punto de viajar para conocer al segundo hijo de Javier, el hijo de Cecilia Viñas, que aún mantiene contacto con sus apropiadores. Se sabe que mientras estaba prófuga, ella y Vildoza entraron y salieron del país durante dos décadas con identidades falsas. Frente a Servini, la mujer se negó a declarar. Poco después presentó un escrito en el que dice haber desconocido el origen del niño. Y asegura ser “viuda”, un dato que para los familiares de Cecilia intenta frenar la búsqueda de Vildoza y que el juzgado empezó a investigar porque, a su vez, la mujer cobró (y cobra) una pensión de la Armada a través del Instituto de Ayuda Financiera (IAF),
“La mujer no dijo ni cuándo murió, ni dónde fue, ni dónde vivía”, dice una fuente del juzgado. “Dice ser viuda, pero nunca trajeron nada que demuestre que haya fallecido este hombre, ni un certificado de defunción, ni dónde murió si es que estaba afuera del país, así que a él lo seguimos buscando como si estuviera con vida.”
Los datos que alientan la hipótesis de la sobrevida se encontraron en la serie de allanamientos que el juzgado hizo en el Edificio Libertad y en el Instituto de Ayuda Financiera para Pagos de Retiros y Pensiones militares (IAF), entre otros lugares. En ninguno apareció un solo documento sobre la muerte de Vildoza. Y, en cambio, del IAF se obtuvo una hipótesis que puede indicar lo contrario.
A Vildoza le dieron la “baja” de la Marina por rebeldía a partir de la resolución número 305/87, conforme a la sentencia judicial dictada en la causa ESMA, de marzo de 1987. A partir de ese momento por el reglamento militar, la fuerza empezó a pagarle los haberes a su mujer como suele suceder con el resto de los casos, un derecho constitucional que no puede ser eximido –dice una de las fuentes– aunque exista una causa como los crímenes de lesa humanidad. La resolución contempló además la existencia de un menor de edad en la familia, que era Javier Penino Viñas. Y un dato que surgió de la investigación del juzgado es que el cobro de la pensión se hizo a través de uno de los dos hijos biológicos de Vildoza: Jorge Ernesto Vildoza, que según los datos de la Armada, fue personal civil de Inteligencia de la Armada (PCI) entre 1980 y 1988.
De acuerdo con fuentes de esa fuerza, hay un modo de saber si el IAF le pagó a Grimaldos en condición de esposa de un militar dado de “baja” o como “viuda”. Estos son los datos que a su vez observó el juzgado. Allí indican que después de una “baja”, el familiar que recibe la pensión obtiene el 80 por ciento del sueldo. Si, en cambio, la familia declara la muerte, el ingreso se reduce al 70 por ciento de ese 80 por ciento. Eso es lo que no habría hecho la familia porque siguió cobrando los haberes sin reducción.
La historia de Cecilia Viñas es una de las más recordadas. Permaneció con vida y en un lugar de cautiverio en democracia, desde donde hizo ocho llamados a su familia. Entre otros centros clandestinos pasó por la Base Naval de Buzos Tácticos de Mar del Plata. En el marco de esa causa, se investiga en este momento a Roberto Pertusio, jefe de Submarinos de la base, quien con su mujer aparecen como padrinos de Javier. De confirmarse ese dato, el rol permitiría abrir una pregunta aún no resuelta sobre la relación del marino con la entrega del niño. Pertusio a su vez pone de manifiesto la intrincada trama de solidaridad de los marinos. En 2008 figuraba como consejero del jefe de la Armada Jorge Godoy en el Centro de Estudios Estratégicos, mientras ya estaba con arresto domiciliario desde hacía dos años por los crímenes de la dictadura. Luego de la denuncia de este diario, la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré, dio la orden para que lo saquen. Pertusio fue condenado por la represión ilegal en la Base Naval marplatense.
Vildoza padre, en tanto, además de en la ESMA, estuvo destinado en Londres como ayudante de la Agregaduría Naval de la embajada argentina, entre 1979 y 1981. La Armada dice que intentó nombrarlo en el ’78, pero por los antecedentes no pudieron hacerlo. En 1997 quedó incluido en la lista de veteranos de Malvinas, por lo que le correspondía una pensión militar que como estaba prófugo nunca se presentó a cobrar.
Grimaldos fue procesada por sustracción, ocultación y retención de Javier y falsificación de documento público. Con Vildoza tuvieron solo dos hijos, un varón Jorge Ernesto, y una mujer. El otro Vildoza, llamado Angel Gustavo, que es oficial de la Armada, no tiene filiación con el represor.
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