Luego de 30 años de silencio, José Quintero declaró por primera vez en un juicio oral. En un testimonio conmovedor y preciso evocó su secuestro y cautiverio en la ESMA desde el 15 de noviembre de 1979 hasta marzo de 1980. “Es una cosa que he tratado sistemáticamente olvidar y me cuesta mucho volver a esa época”, advirtió. El testigo se refirió a la situación dominante de los represores. “Era algo irreal que se escapa de todas mis posibilidades de comprensión. Se creían eternos, permanentes. La condición de dueño y adueñado estaba muy clara”, agregó Quintero.
El testigo contó el episodio doloroso del secuestro de Graciela Alberti, en una ciudad de la costa de la provincia de Buenos Aires. “Se sabía cuándo se torturaba. No se podía salir en esos momentos y el nivel de la música se elevaba. Entonces ahí se escuchaba el ruido terrorífico de la corriente eléctrica interfiriendo las ondas de radio. Se podía sentir la picana como si la tuviéramos nosotros mismos. Eso sucedió con Graciela”, recordó Quintero.
En una oportunidad, el testigo pudo conversar con Graciela, quien permanece desaparecida. “Un día me llevaron a la sala de torturas para verla. Me sonrió, me reconoció y hablamos un poco”, señaló Quintero. Para explicar que hoy el testigo pudiera hablar por primera vez de su cautiverio, dijo que el miedo sigue estando pero con la edad se diluye. “Además, mis hijos que ya están grandes me dijeron ‘hacelo viejo’”, agregó.
A continuación declaró Manuel Tomé sobre la presencia de Carlos Capdevilla en el arsenal naval de Azopardo en 1978.
Por último declaró el vicealmirante de la armada argentina Argimiro Fernández. Pese a las objeciones del ministerio público fiscal y las otras querellas que consideraban que no podía declarar como testigo por su pasado comprometido en la armada, el ex militar decidió hablar. El testigo había sido citado por la defensa del imputado Pernías, quien asistió a su declaración junto con el imputado Scheller.
Fernández explicó en varias ocasiones que existían órdenes verbales en la época de la dictadura y que nunca vió nadie desobedecerlas. Sin embargo, el testigo fue confuso y evasivo cuando se le preguntaba sobre los límites de las ordenes en el marco de la dictadura y cuándo se podía considerar una orden como ilegal.
El querellante Luis Zamora pidió la detención inmediata de Fernández por falso testimonio. Sin embargo, el tribunal no permitió que se exhibieran los documentos que permitían mostrar la contradicción del testigo y postergó el pedido de Zamora para el momento de la sentencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario