Detuvieron al prófugo Di Paola
El capitán de fragata Francisco Armando Di Paola, que integró el grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) bajo el seudónimo de “Chino” y estaba prófugo desde el 2008, fue detenido ayer en Neuquén. Di Paola era uno de los seis oficiales de la Armada imputados en el juicio por delitos de lesa humanidad que eludieron la acción de la Justicia.
La orden de captura había sido librada por el juez federal Sergio Torres, quien lo declaró en rebeldía luego de que Di Paola no se presentara a prestar declaración indagatoria en diciembre de 2008, como sospechoso de crímenes imprescriptibles cometidos en ese centro clandestino de detención entre 1979 y 1981.
El juzgado federal 12 de la Capital Federal informó que la detención se concretó gracias a tareas de investigación realizadas por la División Operaciones de la Dirección General de Seguridad Interior de la Policía Federal Argentina, quienes desde hace meses seguían la pesquisa en varias provincias.
En el curso de esta semana, Torres le tomará declaración indagatoria en relación a su responsabilidad respecto de “hechos que damnificaron a decenas de víctimas” secuestradas en la ESMA, cuando Di Paola ostentaba el grado de capitán de fragata.
El juicio por los crímenes de la ESMA está llegando a la etapa final. Hay diecinueve procesados, entre ellos Jorge “El Tigre” Acosta, quien actuó como uno de los jefes de los grupos de tareas, y los emblemáticos oficiales del terror Alfredo Astiz y Ricardo Miguel Cavallo.
El dueño de la vida y la muerte del mayor centro clandestino de la Armada, Emilio Eduardo Massera, falleció al igual que gran parte de los máximos jefes de esa fuerza sin que el proceso por las atrocidades cometidas hubiera llegado a condena. El vicealmirante Rubén Chamorro, jefe directo de la ESMA, es otro de los dieciséis oficiales que murieron.
El asesinato del escritor y periodista Rodolfo Walsh, el secuestro y la desaparición de las monjas francesas, del grupo fundador de Madres de Plaza de Mayo, de la estudiante sueca Dagmar Hagelin, son algunos de los casos que están siendo juzgados y esperan sentencia para antes de fin de año.
El capitán de fragata Francisco Armando Di Paola, que integró el grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) bajo el seudónimo de “Chino” y estaba prófugo desde el 2008, fue detenido ayer en Neuquén. Di Paola era uno de los seis oficiales de la Armada imputados en el juicio por delitos de lesa humanidad que eludieron la acción de la Justicia.
La orden de captura había sido librada por el juez federal Sergio Torres, quien lo declaró en rebeldía luego de que Di Paola no se presentara a prestar declaración indagatoria en diciembre de 2008, como sospechoso de crímenes imprescriptibles cometidos en ese centro clandestino de detención entre 1979 y 1981.
El juzgado federal 12 de la Capital Federal informó que la detención se concretó gracias a tareas de investigación realizadas por la División Operaciones de la Dirección General de Seguridad Interior de la Policía Federal Argentina, quienes desde hace meses seguían la pesquisa en varias provincias.
En el curso de esta semana, Torres le tomará declaración indagatoria en relación a su responsabilidad respecto de “hechos que damnificaron a decenas de víctimas” secuestradas en la ESMA, cuando Di Paola ostentaba el grado de capitán de fragata.
El juicio por los crímenes de la ESMA está llegando a la etapa final. Hay diecinueve procesados, entre ellos Jorge “El Tigre” Acosta, quien actuó como uno de los jefes de los grupos de tareas, y los emblemáticos oficiales del terror Alfredo Astiz y Ricardo Miguel Cavallo.
El dueño de la vida y la muerte del mayor centro clandestino de la Armada, Emilio Eduardo Massera, falleció al igual que gran parte de los máximos jefes de esa fuerza sin que el proceso por las atrocidades cometidas hubiera llegado a condena. El vicealmirante Rubén Chamorro, jefe directo de la ESMA, es otro de los dieciséis oficiales que murieron.
El asesinato del escritor y periodista Rodolfo Walsh, el secuestro y la desaparición de las monjas francesas, del grupo fundador de Madres de Plaza de Mayo, de la estudiante sueca Dagmar Hagelin, son algunos de los casos que están siendo juzgados y esperan sentencia para antes de fin de año.
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