martes, 18 de octubre de 2011

Revelan que Brasil ayudó a traer a Astiz al país luego de Malvinas

La dictadura de ese país colaboró para evitar la extradición del represor a Francia.

Por Eleonora Gosman. San Pablo. Corresponsal

La dictadura militar de Brasil medió en 1982 para que Inglaterra repatriara a la Argentina al ex marino y represor Alfredo Astiz, quien fue detenido y conducido a Londres luego de haberse rendido en Malvinas ante las tropas británicas. El entonces embajador brasileño ante el Reino Unido Roberto Campos intercedió en forma directa para impedir que fuera extraditado a Francia o a Suecia , donde se lo requería por el asesinato de las dos religiosas Léonie Duquet y Alice Domon y por la desaparición de la joven sueco-argentina Dalma Hagelin.

Entre los 110 cables sobre la guerra de Malvinas, que fueron liberados muy recientemente por el Palacio de Itamaraty (sede de la diplomacia brasileña) y publicados por el diario Folha de Sao Paulo en un sitio abierto al publico: www.transparencia.folha.com.br queda claro el papel cumplido por el entonces presidente brasileño, el general Joao Batista de Oliveira Figueiredo. Para garantizar que el ex marino llegara a Buenos Aires, el jefe de Estado brasileño ordenó que una delegación de diplomáticos y militares de su país lo escoltaran hasta la ciudad de Río de Janeiro y, desde allí a la República Argentina.

El entonces embajador Roberto Campos, quien murió en 2001, había sido también ministro de Planificación en el gobierno de facto que surgió en Brasil, encabezado por Humberto Castelo Brando, después del golpe militar de 1964 contra el ex presidente Joao Goulart. Brasil se mantuvo neutral durante el conflicto por las islas, pero en realidad terminó por favorecer a los militares argentinos. De hecho a pedido del entonces jefe de Estado Leopoldo Fortunato Galtieri, su colega Figueiredo instruyó a sus diplomáticos para que actuaran como representantes de los intereses argentinos en Londres, luego de la ruptura de relaciones diplomáticas entre nuestro país y el Reino Unido.

El pedido de Galtieri a Figueiredo para lograr la repatriación de Astiz, tuvo que ver con el reclamo de extradición que se aprestaba a solicitar Francia por el asesinato de las religiosas.

París se apresuró a pedir a Londres que le entregaran al capitán de fragata (el “ángel de la muerte”). El Reino Unido vaciló; de allí los temores de la dictadura militar argentina de que el marino terminara en Francia o en Suecia. La entrega del ex militar ocurrió finalmente en junio de 1982.

El gobierno de Figueiredo fue uno de los que avanzó en la aproximación con Argentina luego de un largo interregno de desconfianza generada por la represa de Itaipú. De hecho, en 1979 los dos países en conjunto con Paraguay firmaron el acuerdo internacional que permitió la construcción de esa represa.

Ese “acercamiento”, que se materializó con la visita de Figueiredo a Buenos Aires en 1980, con Videla todavía en el gobierno, habría sido devuelto en 1982 en favores diplomáticos como la repatriación de Astiz.

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