Argentina pidió a Interpol la captura de Claudio Vallejos
Por Darío Pignotti. Desde Brasilia
Con los días contados. Argentina solicitó a Interpol la captura de Claudio Vallejos, un represor de la ESMA que, según su propio relato, participó en el secuestro del brasileño Francisco Tenorio Cerqueira, el pianista que acompañaba a Vinicius de Moraes durante su gira porteña en 1976, a seis días del golpe.
“Desde que nos llegó la noticia del paradero de Vallejos hasta que se pidió su captura internacional pasaron dos días hábiles, los trámites ante Interpol se hicieron rapidísimo, si uno analiza la actitud de nuestro gobierno ve que hay una fuerte decisión de extraditarlo, esto quedó muy claro”, evaluó un diplomático argentino en Brasilia. Vallejos, radicado en Brasil hace casi tres décadas, estuvo detenido por estafa en la cárcel de Xanxeré, interior de Santa Catarina, desde el 4 de enero hasta el lunes pasado, cuando las autoridades concluyeron que el argentino debía estar en una cárcel para delincuentes peligrosos.
“Después de tomar conocimiento de que Vallejos no era sólo un estafador, que contra él hay acusaciones de participar en el terrorismo de Estado decidimos enviarlo al presidio de Lages, hay mucha más seguridad que acá, lo llevamos en dos móviles policiales, custodiado por efectivos fuertemente armados” declaró Luiz Brandielli, director del presidio de Xanxeré. El traslado de cárcel fue entendido por la diplomacia argentina como una señal de que Brasil resolvió cerrar las vías de escape al represor-estafador.
“Nosotros temíamos que algún juez del interior pudiera darle la libertad condicional a Vallejos por el proceso por estafas, corríamos el serio riesgo de que se nos escapara de las manos, pero ahora mi impresión es que no sale más”, se tranquiliza el diplomático argentino que, como es de práctica, pide que su identidad no trascienda.
Vallejos ganó fama, y algunos miles de dólares, en 1986, cuando declaró a revistas brasileñas que mató a decenas de prisioneros y torturó a otros tantos, además de haber participado en el secuestro del pianista Cerqueira en marzo del ’76.
Al parecer, Vallejos reiteró, durante una conversación informal ocurrida en la cárcel del sur brasileño hace diez días, que participó en el rapto del pianista y fue testigo de su ejecución. Esa historia, la del tecladista de Vinicius, es un caso emblemático del Cóndor, en el eje Brasil-Argentina, y acaso abra camino para esclarecer otros secuestros “binacionales” como el del brasileño Sidney Fix dos Santos Marques, también raptado por elementos de la ESMA.
La orden de captura internacional contra Vallejos cae como un guante a los organismos de derechos humanos brasileños en vísperas de la creación de la Comisión de la Verdad, promulgada en noviembre pasado por la presidenta y ex presa política Dilma Rousseff, quien según su propio testimonio fue torturada durante 22 días consecutivos en 1970.
En una entrevista divulgada ampliamente por el canal de cable y el diario del grupo Globo, el general retirado Luiz Eduardo Rocha, que ocupó la Secretaría General del Ejército hasta 2007, desafió a la presidenta con términos que rayan en la insubordinación.
“(Usted) dice que ella (Dilma) fue sometida a torturas, pero existen certezas de eso?...no lo sé”, ironizó Rocha Paiva en el reportaje.
Seguidamente, el general retirado, que en varios pasajes de la entrevista enrojeció de rabia al ser cuestionado por violaciones de los derechos humanos, aseguró que los generales en actividad son, al igual que él, defensores de la Ley de Amnistía, sancionada por el dictador Joao Baptista Figueiredo en 1979 y deploró la Comisión de la Verdad.
Entidades castrenses han lanzado un sinfín de zancadillas contra la Comisión que sólo entrará en funciones cuando Dilma designe a sus siete miembros, decisión que se ha demorado más de lo necesario, opina la mayoría de los organismos de derechos humanos.
Uno de los libelos firmado por cerca de 400 militares en retiro asegura ver por detrás de la Comisión un supuesto “revanchismo” del gobierno y glorifica a la Amnistía o “Autoamnistía” según la definió, en diálogo con este diario, Rose Nogueira, ex compañera de celda de Dilma y actual miembro de Tortura Nunca Más.
A estar por este cacareo de los militares jubilados y el gesto indignado de los jefes de las fuerzas armadas el día que Dilma anunció la Comisión en el Palacio del Planalto, hace cuatro meses, se deduce que en los cuarteles comprendieron que éste es el primer intento serio, en 27 años de democracia, por averiguar lo sucedido durante el régimen.
Por Darío Pignotti. Desde Brasilia
Con los días contados. Argentina solicitó a Interpol la captura de Claudio Vallejos, un represor de la ESMA que, según su propio relato, participó en el secuestro del brasileño Francisco Tenorio Cerqueira, el pianista que acompañaba a Vinicius de Moraes durante su gira porteña en 1976, a seis días del golpe.
“Desde que nos llegó la noticia del paradero de Vallejos hasta que se pidió su captura internacional pasaron dos días hábiles, los trámites ante Interpol se hicieron rapidísimo, si uno analiza la actitud de nuestro gobierno ve que hay una fuerte decisión de extraditarlo, esto quedó muy claro”, evaluó un diplomático argentino en Brasilia. Vallejos, radicado en Brasil hace casi tres décadas, estuvo detenido por estafa en la cárcel de Xanxeré, interior de Santa Catarina, desde el 4 de enero hasta el lunes pasado, cuando las autoridades concluyeron que el argentino debía estar en una cárcel para delincuentes peligrosos.
“Después de tomar conocimiento de que Vallejos no era sólo un estafador, que contra él hay acusaciones de participar en el terrorismo de Estado decidimos enviarlo al presidio de Lages, hay mucha más seguridad que acá, lo llevamos en dos móviles policiales, custodiado por efectivos fuertemente armados” declaró Luiz Brandielli, director del presidio de Xanxeré. El traslado de cárcel fue entendido por la diplomacia argentina como una señal de que Brasil resolvió cerrar las vías de escape al represor-estafador.
“Nosotros temíamos que algún juez del interior pudiera darle la libertad condicional a Vallejos por el proceso por estafas, corríamos el serio riesgo de que se nos escapara de las manos, pero ahora mi impresión es que no sale más”, se tranquiliza el diplomático argentino que, como es de práctica, pide que su identidad no trascienda.
Vallejos ganó fama, y algunos miles de dólares, en 1986, cuando declaró a revistas brasileñas que mató a decenas de prisioneros y torturó a otros tantos, además de haber participado en el secuestro del pianista Cerqueira en marzo del ’76.
Al parecer, Vallejos reiteró, durante una conversación informal ocurrida en la cárcel del sur brasileño hace diez días, que participó en el rapto del pianista y fue testigo de su ejecución. Esa historia, la del tecladista de Vinicius, es un caso emblemático del Cóndor, en el eje Brasil-Argentina, y acaso abra camino para esclarecer otros secuestros “binacionales” como el del brasileño Sidney Fix dos Santos Marques, también raptado por elementos de la ESMA.
La orden de captura internacional contra Vallejos cae como un guante a los organismos de derechos humanos brasileños en vísperas de la creación de la Comisión de la Verdad, promulgada en noviembre pasado por la presidenta y ex presa política Dilma Rousseff, quien según su propio testimonio fue torturada durante 22 días consecutivos en 1970.
En una entrevista divulgada ampliamente por el canal de cable y el diario del grupo Globo, el general retirado Luiz Eduardo Rocha, que ocupó la Secretaría General del Ejército hasta 2007, desafió a la presidenta con términos que rayan en la insubordinación.
“(Usted) dice que ella (Dilma) fue sometida a torturas, pero existen certezas de eso?...no lo sé”, ironizó Rocha Paiva en el reportaje.
Seguidamente, el general retirado, que en varios pasajes de la entrevista enrojeció de rabia al ser cuestionado por violaciones de los derechos humanos, aseguró que los generales en actividad son, al igual que él, defensores de la Ley de Amnistía, sancionada por el dictador Joao Baptista Figueiredo en 1979 y deploró la Comisión de la Verdad.
Entidades castrenses han lanzado un sinfín de zancadillas contra la Comisión que sólo entrará en funciones cuando Dilma designe a sus siete miembros, decisión que se ha demorado más de lo necesario, opina la mayoría de los organismos de derechos humanos.
Uno de los libelos firmado por cerca de 400 militares en retiro asegura ver por detrás de la Comisión un supuesto “revanchismo” del gobierno y glorifica a la Amnistía o “Autoamnistía” según la definió, en diálogo con este diario, Rose Nogueira, ex compañera de celda de Dilma y actual miembro de Tortura Nunca Más.
A estar por este cacareo de los militares jubilados y el gesto indignado de los jefes de las fuerzas armadas el día que Dilma anunció la Comisión en el Palacio del Planalto, hace cuatro meses, se deduce que en los cuarteles comprendieron que éste es el primer intento serio, en 27 años de democracia, por averiguar lo sucedido durante el régimen.
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