viernes, 17 de septiembre de 2010

Testigo de juicio por ESMA denunció que se fraguaban reportajes periodísticos durante la dictadura

El hijo de una mujer que estuvo secuestrada en la ESMA denunció hoy durante el juicio a los represores de ese centro clandestino que allí se fraguó un reportaje, como parte de una "campaña de acción psicológica" a través de los medios, para hacer creer que su madre estaba arrepentida y reivindicaba la conducta de sus captores.

"Hoy se habla de una dictadura cívico-militar", dijo ante el Tribunal Oral Federal 5 (TOF 5) Daniel Cabezas, hijo de Thelma Jara de Cabezas, quien cobró fama por un reportaje publicado por la revista Para Ti el 10 de septiembre del 1979, en el que renegaba, bajo presión de sus secuestradores, de su lucha por la búsqueda de desaparecidos.

En su presentación ante el tribunal, Cabezas denunció que tanto esa revista de la editorial Atlántida como la agencia oficial Télam y los diarios Clarín, La Nación y La Razón "eran socios de la dictadura".

En cambio, destacó la "urgente reacción" en el exterior tras el secuestro de su madre y citó como ejemplo la actitud del escritor Julio Cortázar, quien residía en París y cuando el testigo que vivía en México le escribió una carta, el autor de "Rayuela" le respondió mediante una nota publicada por "El País" de Madrid, reclamando por la liberación de la mujer.

Thelman Jara fue secuestrada el 30 de abril de 1979 a la salida de un hospital donde estaba internado su marido, quien luego falleció, por su militancia junto a otros familiares reclamando por otro de sus hijos que había sido detenido en 1976 y estaba desaparecido.

El reportaje publicado por la revista femenina de la Editorial Atlántida -contra la que la familia Cabezas inició causa penal- se realizó semanas antes de su publicación en el bar Selquet, ubicado en Figueroa Alcorta y La Pampa, bajo la mirada de los miembros del grupo de tareas de la ESMA.

Según relató el testigo, para la realización del reportaje su madre fue llevada a una peluquería y se le proveyó de ropa para el encuentro con el equipo periodístico de la revista.

Explicó que para la realización de la entrevista a su madre se realizaron ensayos en la ESMA con otra secuestrada "para saber lo que tenía que decir", bajo la supervisión de uno de los acusados, el represor Ricardo Miguel Cavallo, quien luego "controló todo escondido detrás de una cortina".

Ante una pregunta de los jueces, Cabezas justificó la ausencia de su madre en el juicio debido a que en la actualidad tiene 83 años, sufre serios problemas cardíacos y "está muy delicada".

Durante la audiencia de hoy, Cabezas presentó tres grabaciones de diálogos que mantuvo con una tía y con su madre, con quien se contactaba telefónicamente desde el distrito Federal en México a la casa de unos vecinos en Buenos Aires, ya que la mujer tenía permiso para ir a su casa los fines de semana.

En esos diálogos, la mujer trataba de convencer a su hijo de que no participara de las denuncias contra los militares y le expresaba la "confianza en esas personas que tienen valores muy grandes", en alusión a sus secuestradores, mientras le aseguraba que no había sufrido ningún tipo de tortura.

Cabezas declaró por primera vez en un juicio por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura y guardó durante estos años las cintas de las conversaciones, porque le "daba mucha verguenza" el contenido de las charlas con su madre

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