viernes, 12 de noviembre de 2010

Entrevista a Myriam Bregman, abogada de Patricia Walsh, querellante en la Causa ESMA y miembro de Justicia YA!



¿Por qué fue citado Bergoglio?

MB: Fue citado a declarar en la causa ESMA en el tramo que se está tramitando actualmente ante el Tribunal Federal Nº 5 por un centenar de casos y contra 18 represores que integraron la patota de la ESMA, entre los que están el Tigre Acosta, Astiz y Ricardo Cavallo.

Su testimonio fue solicitado tanto por el Dr. Zamora como por nuestra querella. En la Orden de los Jesuitas él era superior de los curas Jalics y Yorio, quienes fueron secuestrados en un megaoperativo en la Villa 1.11.14 del Bajo Flores el 23 de Mayo del ‘76. Los catequistas que colaboraban con ellos habían sido secuestrados algunos días antes.

Una testigo relató que esos sacerdotes interpretaron que la actitud de Bergoglio hacia ellos creó un clima de desamparo que los dejó a un pie del secuestro. Los habían sacado de la Orden, les habían dicho que abandonen el barrio, e incluso les habían sacado las licencias para dar misa. Bergoglio los fue dejando sumamente expuestos; fueron secuestrados y llevados a la ESMA, donde permanecieron detenidos-desaparecidos por casi seis meses. Asombrosamente, durante todos estos años Bergoglio no declaró ante tribunal alguno, a pesar de no ser el primer juicio en que se lo menciona.

¿Por qué Bergoglio declaró en el Arzobispado y no en los tribunales?

MB: No quería declarar en forma personal, y el Código Procesal se lo hubiera permitido. Nosotros nos opusimos por tratarse de privilegios inaceptables cuando se están tratando delitos de lesa humanidad. Se terminó adoptando una salida intermedia: si bien no declaró por escrito, tuvo que dar testimonio en la sede de la Curia el lunes 8.

¿Bergoglio aportó datos concretos que sirvan para avanzar en la causa?

MB: No, en absoluto. Contradijo lo que había dicho la testigo anterior y trató de justificarse, aunque tampoco con demasiado énfasis. Más bien trató de hacer una defensa formal diciendo que al enterarse que habían sido secuestrados los sacerdotes informó a sus superiores, tanto de la Orden Jesuítica (estando Arrupe, el General de los Jesuitas, fuera del país), como al máximo exponente de la jerarquía eclesiástica, el cardenal Aramburu.

Hizo algunas afirmaciones muy graves, como que dos o tres días después del secuestro de los curas, él ya sabía que estaban en la ESMA. Algo que hasta el día de hoy ni muchas Madres de Plaza de Mayo, como Nora Cortiñas saben respecto de sus hijos, a pesar de su intensa búsqueda. Relató que se entrevistó con Videla y Massera, pero bastante tiempo después. También reconoció que cuando Jalics y Yorio fuero liberados le contaron que quedaba gente secuestrada en la ESMA, y tampoco hizo nada. Incluso le pregunté si cuando Jalics y Yorio declararon en el Juicio a las Juntas él los había acompañado, y respondió que no, que ni siquiera había leído el testimonio.

Le preguntamos cuándo se enteró que había chicos desaparecidos y contestó “hace poco, hará diez años…”. Increíble.

Con respecto a los archivos de la Iglesia ¿surge alguna posibilidad de acceder a ellos?

MB: Tanto Zamora como nosotros pusimos mucho énfasis en que debe aportar toda la documentación que la Iglesia posea en relación a estos casos. Afirmó que todas las gestiones e informes a sus superiores se hicieron oralmente, pero igualmente le solicitamos que entregue todos los archivos que posea, y dejamos constancia ante el Tribunal que pediríamos otras medidas suplementarias en el caso que esta documentación no sea aportada a la brevedad.

Es así que podemos concluir que la actitud reticente de Bergoglio a contestar y lo acotado de sus respuestas tienen coherencia con la línea de silencio y ocultamiento adoptada por la jerarquía eclesiástica desde el ‘84 a esta parte.

¿Qué otra cuestión queda por resaltar respecto de este tema?

MB: El miércoles 10 declaró como testigo Nora Cortiñas, fundadora de Madres de Plaza de Mayo. Se trata de un testimonio histórico, porque relató desde las gestiones que hicieron frente al Papa, hasta cómo Kissinger armó el Plan Cóndor en Estados Unidos. Fue un testimonio impresionante; contó como Azucena Villaflor (quien luego sería secuestrada con un grupo de Madres de Plaza de Mayo en diciembre del ‘77) acudía en busca de ayuda a Monseñor Grasselli, en la Iglesia de Stella Maris. Grasselli llenaba fichas con los datos de los desaparecidos, dejando entrever que sabía quién vivía y quién no. A partir de esto solicitamos que el ex Vicario Castrense sea citado a declarar.

Ante la muerte de Massera, en el marco de los juicios de la causa ESMA ¿cuál es tu reflexión?

MB: Massera murió condenado pero impune, porque a pesar de estar condenado desde el Juicio a las Juntas y que su indulto fuera anulado, estaba en libertad. Justicia Ya! venía reclamando que sea traslado a una unidad carcelaria. Nunca en todos estos años un fiscal o un juez se animó a concretar este pedido. Creo que Massera se llevó secretos de enorme valor que tiene que tienen que ver con el destino de los desaparecidos y con los chicos apropiados. A la vez hay cientos de oficiales y suboficiales que reportaron en la dictadura bajo sus órdenes, que hoy siguen estando en la Armada. Eso también es la herencia de Massera.

Un dato significativo: Massera murió en el Hospital Naval, en el hospital de la fuerza, cuidado por sus pares.
(Entrevista realizada por La Verdad Obrera-PTS)

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