La Armada mantiene el campo de deportes. Denuncias por restos humanos.
Sobrevivientes de la ESMA le pidieron a la Justicia que dispusiera medidas para “preservar y dar con nuevas pruebas que permitan identificar los restos humanos” que pudieran aún ser encontrados en el campo de deportes del ex centro clandestino.
Por Adriana Meyer
Aunque el predio de la ex Escuela de Mecánica (ESMA) fue recuperado y convertido en el Espacio para la Memoria, el campo de deportes quedó en manos de la Armada. Allí se habrían quemado cuerpos de detenidos durante la dictadura, según confesaron varios represores y declararon algunos sobrevivientes de ese centro clandestino. Por ese motivo, la hija de uno de ellos solicitó a la Justicia que dispusiera medidas para “preservar y dar con nuevas pruebas que permitan identificar los restos humanos” que pudieran aún ser encontrados. Además, denunció que no se está cumpliendo la medida de no innovar dictada por el juez federal Sergio Torres en la causa ESMA, porque en esos terrenos fueron construidas “dos nuevas canchas de rugby”. Laura Villaflor sospecha que su padre pudo haber sido víctima de lo que los marinos denominaban “el asadito”, al referirse a la incineración de cuerpos que no podían, por diversas circunstancias, hacer desaparecer en los “vuelos de la muerte”.
Cuando en septiembre de 2007 la ESMA quedó vacía de marinos y sus pertenencias, los gobiernos nacional y porteño crearon un ente interjurisdiccional denominado “Espacio para la Memoria y para la promoción y defensa de los derechos humanos”. Todo el predio fue restituido a la ciudad de Buenos Aires, a excepción del campo de deportes, situado entre la Avenida Lugones y el Río de la Plata, que sigue en manos de la Armada.
No hay un puente, es un camino que sale de la parte de atrás del ex Casino de Oficiales, pasa por el costado de la Escuela Raggio, sigue por debajo de la General Paz y lleva directo al campo. En una recorrida realizada el sábado, los sobrevivientes y este diario comprobaron que en el Campo de Deportes cabo primero Ernesto del Monte se juegan los partidos de La Corpo, torneo de fútbol interempresarial, donde sus miembros se “distienden” y reemplazan “las responsabilidades de la vida cotidiana por un pantalón corto, pasto verde y una pelota”, según dicen en su sitio web. También practica ese deporte el equipo masculino de la Universidad Católica Argentina, y el Colegio Manuel Belgrano disputa su torneo de papi fútbol. Las flamantes canchas de rugby son utilizadas por la Universidad del Salvador y por Fiuba Rugby. Para que el disfrute sea completo hay un resto-bar y un estacionamiento, pero en el ingreso hay que anunciarse con el guardia de la garita. Los marinos construyeron una pequeña costanera que bordea el río, y desde allí también puede verse una lengua de tierra ganada al agua y unos matorrales con desperdicios que serían de la ESMA.
Con esta información, Villaflor se dirigió al juzgado de Torres para decirle que “no se está cumpliendo la medida cautelar” emitida oportunamente. “Se están poniendo en juego valiosas pruebas con relación al asesinato de mi padre y de los crímenes de lesa humanidad que se cometieron en todo el perímetro de la ESMA y sus adyacencias”, expresó. Raimundo Villaflor habría muerto en la ESMA por los golpes recibidos luego de una sesión de tortura. En el escrito que presentó, con los abogados Myriam Bregman y Luis Bonomi, pidió que sea citado a prestar declaración el cabo segundo Jorge Carlos Torres, quien había declarado ante la Conadep sobre la quema de cadáveres y sobre el hallazgo de una bolsa con un feto en el Campo de Deportes de la ESMA. Torres mencionó a otros dos marinos de apellidos Rolando y Amarillo.
Otro testimonio citado es el del ex capitán de corbeta Adolfo Scilingo, quien en su libro Por siempre nunca más denominó a la cremación de cuerpos como “asado”. Esto fue recogido por la Audiencia Nacional de España, que en 1997 determinó que “en el tiempo en que Scilingo estuvo destinado en la ESMA se produjeron siete u ocho cremaciones de cuerpos (“asados”) (...) Que esa cuestión era comentada en el salón de oficiales y durante una comida a la que Scilingo asistió se comentó la duda de si alguno de los incinerados pudiera estar vivo por el movimiento del cuerpo, a lo que uno de los médicos explicó que eso era debido al calor, que hacía contraer los cuerpos dando la sensación de movimientos espasmódicos”. Más allá del método de hacer desaparecer los cuerpos arrojándolos anestesiados, y aún con vida, en los “vuelos de la muerte”, los marinos habrían acudido a la quema de los cadáveres de detenidos asesinados durante el secuestro o la tortura. “Cada vez que iba a realizar uno (‘asado’) acudían al taller de automotores para solicitar cubiertas viejas, aceite de quemar, gasoil, o bien un camión para el transporte de leña”, detalló ese tribunal.
También fueron pedidos los testimonios de Enrique Fukman, Héctor Coquet y de Elisa Tokar. Esta sobreviviente aseguró que Ana María Ponce y Ricardo Moyano habrían muerto en la tortura y que un “verde” le dijo: “Ahora están en el campo de deportes”. Y solicitaron que sean interrogados los imputados Carlos Capdevila y Juan Antonio Azic, mencionados en la declaración del represor Víctor “Lindoro” Olivera, quien se quebró y confesó que hacían desaparecer cuerpos incinerándolos en el “asadito”.
Esto se suma al reciente hallazgo de marcas de sobrevivientes en algunos sectores del ex Casino de Oficiales, que motivó una medida cautelar de la Justicia para preservar la tarea de los conservadores del Instituto Espacio para la Memoria. Pero la sospecha de la existencia de restos humanos en el Campo de Deportes de la ex ESMA abona la exigencia de estos querellantes, que pidieron al juez Torres el “desalojo inmediato” del predio que los marinos siguen administrando.
Sobrevivientes de la ESMA le pidieron a la Justicia que dispusiera medidas para “preservar y dar con nuevas pruebas que permitan identificar los restos humanos” que pudieran aún ser encontrados en el campo de deportes del ex centro clandestino.
Por Adriana Meyer
Aunque el predio de la ex Escuela de Mecánica (ESMA) fue recuperado y convertido en el Espacio para la Memoria, el campo de deportes quedó en manos de la Armada. Allí se habrían quemado cuerpos de detenidos durante la dictadura, según confesaron varios represores y declararon algunos sobrevivientes de ese centro clandestino. Por ese motivo, la hija de uno de ellos solicitó a la Justicia que dispusiera medidas para “preservar y dar con nuevas pruebas que permitan identificar los restos humanos” que pudieran aún ser encontrados. Además, denunció que no se está cumpliendo la medida de no innovar dictada por el juez federal Sergio Torres en la causa ESMA, porque en esos terrenos fueron construidas “dos nuevas canchas de rugby”. Laura Villaflor sospecha que su padre pudo haber sido víctima de lo que los marinos denominaban “el asadito”, al referirse a la incineración de cuerpos que no podían, por diversas circunstancias, hacer desaparecer en los “vuelos de la muerte”.
Cuando en septiembre de 2007 la ESMA quedó vacía de marinos y sus pertenencias, los gobiernos nacional y porteño crearon un ente interjurisdiccional denominado “Espacio para la Memoria y para la promoción y defensa de los derechos humanos”. Todo el predio fue restituido a la ciudad de Buenos Aires, a excepción del campo de deportes, situado entre la Avenida Lugones y el Río de la Plata, que sigue en manos de la Armada.
No hay un puente, es un camino que sale de la parte de atrás del ex Casino de Oficiales, pasa por el costado de la Escuela Raggio, sigue por debajo de la General Paz y lleva directo al campo. En una recorrida realizada el sábado, los sobrevivientes y este diario comprobaron que en el Campo de Deportes cabo primero Ernesto del Monte se juegan los partidos de La Corpo, torneo de fútbol interempresarial, donde sus miembros se “distienden” y reemplazan “las responsabilidades de la vida cotidiana por un pantalón corto, pasto verde y una pelota”, según dicen en su sitio web. También practica ese deporte el equipo masculino de la Universidad Católica Argentina, y el Colegio Manuel Belgrano disputa su torneo de papi fútbol. Las flamantes canchas de rugby son utilizadas por la Universidad del Salvador y por Fiuba Rugby. Para que el disfrute sea completo hay un resto-bar y un estacionamiento, pero en el ingreso hay que anunciarse con el guardia de la garita. Los marinos construyeron una pequeña costanera que bordea el río, y desde allí también puede verse una lengua de tierra ganada al agua y unos matorrales con desperdicios que serían de la ESMA.
Con esta información, Villaflor se dirigió al juzgado de Torres para decirle que “no se está cumpliendo la medida cautelar” emitida oportunamente. “Se están poniendo en juego valiosas pruebas con relación al asesinato de mi padre y de los crímenes de lesa humanidad que se cometieron en todo el perímetro de la ESMA y sus adyacencias”, expresó. Raimundo Villaflor habría muerto en la ESMA por los golpes recibidos luego de una sesión de tortura. En el escrito que presentó, con los abogados Myriam Bregman y Luis Bonomi, pidió que sea citado a prestar declaración el cabo segundo Jorge Carlos Torres, quien había declarado ante la Conadep sobre la quema de cadáveres y sobre el hallazgo de una bolsa con un feto en el Campo de Deportes de la ESMA. Torres mencionó a otros dos marinos de apellidos Rolando y Amarillo.
Otro testimonio citado es el del ex capitán de corbeta Adolfo Scilingo, quien en su libro Por siempre nunca más denominó a la cremación de cuerpos como “asado”. Esto fue recogido por la Audiencia Nacional de España, que en 1997 determinó que “en el tiempo en que Scilingo estuvo destinado en la ESMA se produjeron siete u ocho cremaciones de cuerpos (“asados”) (...) Que esa cuestión era comentada en el salón de oficiales y durante una comida a la que Scilingo asistió se comentó la duda de si alguno de los incinerados pudiera estar vivo por el movimiento del cuerpo, a lo que uno de los médicos explicó que eso era debido al calor, que hacía contraer los cuerpos dando la sensación de movimientos espasmódicos”. Más allá del método de hacer desaparecer los cuerpos arrojándolos anestesiados, y aún con vida, en los “vuelos de la muerte”, los marinos habrían acudido a la quema de los cadáveres de detenidos asesinados durante el secuestro o la tortura. “Cada vez que iba a realizar uno (‘asado’) acudían al taller de automotores para solicitar cubiertas viejas, aceite de quemar, gasoil, o bien un camión para el transporte de leña”, detalló ese tribunal.
También fueron pedidos los testimonios de Enrique Fukman, Héctor Coquet y de Elisa Tokar. Esta sobreviviente aseguró que Ana María Ponce y Ricardo Moyano habrían muerto en la tortura y que un “verde” le dijo: “Ahora están en el campo de deportes”. Y solicitaron que sean interrogados los imputados Carlos Capdevila y Juan Antonio Azic, mencionados en la declaración del represor Víctor “Lindoro” Olivera, quien se quebró y confesó que hacían desaparecer cuerpos incinerándolos en el “asadito”.
Esto se suma al reciente hallazgo de marcas de sobrevivientes en algunos sectores del ex Casino de Oficiales, que motivó una medida cautelar de la Justicia para preservar la tarea de los conservadores del Instituto Espacio para la Memoria. Pero la sospecha de la existencia de restos humanos en el Campo de Deportes de la ex ESMA abona la exigencia de estos querellantes, que pidieron al juez Torres el “desalojo inmediato” del predio que los marinos siguen administrando.
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