jueves, 13 de febrero de 2014

Causa Esma III: Crónica del 12 de febrero de 2014

La defensora oficial del genocida Cavallo presentó una nueva excusa para pedir la suspensión de la audiencia y oralizó que acababa de presentar un escrito donde recusaba a la Fiscalía interviniente por “Enemistad manifiesta” contra su defendido. El escrito presentado por la defensora Mariani no solamente es una petición risible y propia de una identidad ideológica con los marinos si no que carece de todo sustento fáctico y jurídico, ya que como del mismo surge, cuestiona al ministerio público fiscal por una causal no expresada en el código penal. Este cuestionamiento fue realizado a partir de entrevistas que Mercedes Soiza Reilly y Guillermo Friele concedieron a los medios de comunicación.  Las vacaciones a los defensores les renuevan los bríos para seguir haciendo el ridículo.

La audiencia prosiguió de inmediato con las testimoniales. 

La presencia de Pernías, quien no asiste asiduamente, se debió a la declaración que presentaría Francois Cheron, el abogado que el presidente de Francia, Valery Giscard d´ Estaing envió a la Argentina luego de la desaparición de las monjas Alice Domon y Leonie Duquet.
Cheron declaró que tuvo varias reuniones con distintos oficiales de la marina, entre ellos, el propio Pernías y otros imputados de esta causa como Jorge Radice y Astiz. Ellos las llamaban “las monjas voladoras” con sorna.
Cheron indagaba a los marinos, entre ellos a Massera y cuenta: “Me dieron explicaciones increíbles en cuanto no se podía conocer la identidad de esa gente, que como se trataba de terroristas, que tenían papeles falsos, cuando estaba preso no se podía saber quién era. Eso me parecía extraño, porque tratándose se las monjas, yo no me imaginaba a esas dos monjas viviendo acá en Buenos Aires, que tuvieran identidad con documentación falsa ... Lo único podía ser la muerte de esa gente” La lista que trajo Cheron, tenía más 100 ciudadanos franceses desaparecidos entre 1975n y 1978.

Pipi, Lanita y la Colorada “los cordobesitos” eran tres militantes de la JUP cuyo destino final fue un traslado que partió de la Escuela de Mecánica de la Armada.  Norma Morandini, hermana de Nestor (Lana) y Cristina (Pipi) prestó declaración en el día de hoy. El 18 de septiembre de 1977, luego de pasar el domingo con su sobrino en el parque Lezama encontraron su fatal destino. Nestor se encontraría con su compañera Alicia Hobbs y salió de la casa de Norma para no regresar. Cristina, en cambio fue arrancada del departamento de su hermana, con extrema violencia delante de  su sobrino de 7 años. Alberto Giles y Nelson Marinelli, periodistas y vecinos de Norma, se quedaron a acompañarla esa dolorosa noche.
Su madre, Rosa Huespe de Morandini fue una de las fundadoras de Familiares de desaparecidos de Córdoba  que se organizaron para denunciar y buscar los destinos de sus afectos.

Un extenso relato fue el que brindó Selva Santi sobre lo que pudo reconstruir respecto del secuestro y desaparición de su hermano Roberto Santi y su mamá Esther Iglesias de Santi. El 27 de mayo de 1977 alrededor de las 18 horas en circunstancias que transitaban frente al domicilio fueron rodeados por personas que los introdujeron por la fuerza en dos autos Falcon. A partir de testimonios de sobrevivientes, se supo que ambos fueron llevados a la Esma y trasladados. Selva puso en evidencia una manera extra de silenciamiento y lo fallido de los procedimientos judiciales testimoniando que:
“Ese secuestro de mi madre y mi hermano no culminó el operativo ya que los efectivos que intervinieron en él, parte de esos efectivos permanecieron en las intermediaciones y estaban al acecho a la espera de una tercera persona. De esa persona no pudimos determinar la identidad. Testigos presenciales dijeron a familiares que lo redujeron por las fuerza, lo llevaron al domicilio de mi madre en la calle Araoz… Y allí se producen ruidos de impacto muy fuerte, gritos, por lo que se deduce que habría habido resistencia, y por los gritos posteriormente que la persona habría sido sometido a tormentos o golpeada por lo menos.”… “En cuanto a la tercera persona que fue víctima del secuestro dentro del marco del mismo operativo, mi tía, que era dibujante y modista, en función de las ropas de esta persona, porque quedaron ropas en el departamento, un pequeño bolso con mudas y zapatillas, pudo establecer que se trataría de una persona de estatura media, hombre, y por los cabellos que quedaron en vestimenta, deducían que debía ser castaño. No había documentos que permitieran establecer su identidad. No me aceptaron en ninguna parte, cada vez que mencioné a esta persona, no me dejaron consignarla por el desconocimiento de un nombre, pero si una persona o familia está tratando de saber qué pasó con un familiar con esta somera descripción, tal vez les permita tener un punto de partida para investigar.” Es injustificable que la justicia no haya nunca investigado quién pudo haber sido esa tercer víctima del genocidio.

La casa de los Santi fue arrasada. Selva vivía en el exterior y cuando toma conocimiento,  envía cartas a diversos organismos de derechos humanos internacionales, al Congreso de Estados Unidos, a la Nunciatura, la misma noche que se enteró le escribió a Massera recordándole que su padre había sido marino y que su madre padecía una enfermedad renal. Posteriormente Selva fue una de las pioneras del CoSoFam - Comité de Solidaridad con Familiares de Desaparecidos- donde empezaron a realizar denuncias en Europa y conferencias de prensa con los sobrevivientes, y gracias a esa actividad, empezó a conocer el destino de su madre y hermano. Esther, ayudó en varios partos ocurridos en la maternidad clandestina de la Esma. Los testimonios coinciden en que habrían sido trasladados en agosto 1977.

La última en declarar hoy fue Virginia Hall, hermana de Patricia. El 16 de octubre de 1976 una patota ingresa por la fuerza al departamento que Patricia compartía con su marido, Gerónimo Da Costa en el barrio de Boedo. Fue el portero del edificio, quien les contó días después que lo esa mañana se lo llevaron a Gerónimo y pudieron constatar los destrozos que tenía el departamento y el robo de todo lo que había en la casa.
El mismo 16, pero cerca del mediodía, se presenta la patota en el Policlínico Privado –hoy Sanatorio Mitre- donde trabajaba Patricia. Reúnen al personal del nosocomio en el hall y exhiben el recibo de sueldo de Patricia solicitando la identifiquen. Como nadie decía nada, el grupo de tareas les dijo que la señalen o abren fuego, y una compañera de trabajo así lo hizo. A Patricia la toman por el brazo y se la llevan a rastras
La última noticia que de los chicos fue a un mes aproximadamente de los secuestros, cuando represores ingresan a la imprenta familiar que tenia el padre de Gerónimo, lo encapuchan, lo atan y revuelven todo el lugar. Allí escuchó la voz de su hijo que les decía a los genocidas que no tenía nada allí.
Gerónimo y Patricia permanecen desaparecidos al día de hoy y fueron vistos en la Esma.

La audiencia de hoy fue una nueva muestra de la atrocidad militar y al mismo tiempo, de que las investigaciones y el conocimiento parcial de lo ocurrido con los detenidos desaparecidos se debió a la valentía y lucha constante de organismos de derechos humanos, sobrevivientes, familiares, amigos y compañeros comprometidos con la justicia.  
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